Aerosmith en Tenerife. El concierto del silencio

Aerosmith terminaron su gira europea  “Aero-Vederci Baby” este pasado sábado día 8 en Santa Cruz de Tenerife en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante cerca de 20.000 personas, según la organización. Una singladura por el angosto mar del silencio. Silencio por la escasa promoción para un evento de estas características. Silencio por el nivel insatisfactorio del sonido en gran parte del recinto. Silencio por las dificultades que los medios encontramos para cubrir el evento. Silencio por la pasividad y falta de emoción por parte del público. Disimulo y actitud a posteriori por una gran cantidad de medios en la isla, ocultando la realidad para que los demás no se den cuenta. Al final, mucho silencio.

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Somos muchos los que hemos crecido con esta banda que empezó a fraguarse en la década de los 70. Y muchos los que decidimos darle nuestro adiós a estos grandes del Rock, aunque fuera «por si acaso«. Conocemos sonados casos de eterna despedida.

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Mucho respeto el que merecen los creadores de «Get Your Wings», «Toys in the Attic» y «Rocks» la santísima trinidad a nuestro parecer. Miembros del equipo Dirty Rock Magazine acudimos por tierra, mar y aire a una cita importante e incierta siempre en Canarias, territorio hostil al Rock por multitud de circunstancias.

Llegamos al estadio Heliodoro Rodríguez López con Simón Salinas ya sonando, uno de los teloneros junto a La Pista Búlgara. Con anterioridad -no desde el principio de la promoción- la organización había desvelado quiénes serían los que acompañarían a los de Boston. La Pista Búlgara, unas semanas antes del concierto. Simón Salinas, un par de días antes, tras un concurso de participación en una red social. En un intento de variar la oferta, quizás con el fin de colmar el aforo… Las dos bandas hicieron su trabajo y, a su manera, fueron preparando el ambiente para lo que todos los presentes fueron a ver. 

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Pasadas las diez de la noche, y tras una breve intro, sonó «Let the Music Do the Talking». Tyler, Perry, Hamilton, Kramer y Whitford en escena.  200.000 watios de luz anunciados y 100.000 de sonido no llegaban con la pegada suficiente a la tribuna y buena parte del recinto deportivo, frenando la transferencia de emociones desde el escenario hacia el público. 

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A lo largo del concierto el sonido mejoró un poco. Pero siguió pareciéndonos insuficiente, tanto en tribuna como a pie de césped. Lo pudimos comprobar de primera mano.

Tres temazos como «Toys in the Attic», «Love in a Elevator»  y » Livin´on the Edge» con un Steven Tyler hiperactivo. Tirándose por el suelo, haciendo flexiones con su habitual micrófono con pañuelos y telas hippies que compartió con el público y compañeros de banda correteando por la pasarela como hace 47 años. Todo fuerza y carisma en el escenario.

El público, a pesar del punch de estos tres latigazos, permaneció bastante apático. Una zona VIP acotada, con mesas y semi vacía en la parte lateral derecha, en la que parecían vivir en otro mundo. Público de espaldas al escenario y mucho selfie. En la escena, unos cámaras persiguiendo y grabando a cada uno de los miembros de Aerosmith, y uno de los tres vídeo-walls que no funcionaron correctamente durante todo el concierto, deslucieron el espectáculo desde nuestro punto de vista. 

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«Rag Doll» de  «Permanent Vacation» y «Falling in Love (Is Hard on the Knees)» con Tyler y Perry a pie de pasarela.  «Stop Messin’ Around» con un ¿Qué pasa aquí? en castellano de Tyler y «Oh Well»  de Fleetwood Mac fueron las siguientes en caer. Aerosmith tienen discografía suficiente para no tirar de covers. Luego respiro para Tyler y compañía con Perry luciéndose delante del ventilador. No consiguieron caldear el ambiente y ganarse al público nuevamente.

Los temazos «Janie’s Got a Gun» y «Cheap Away the Stone» remolcaron a los asistentes hacia la balada «I Don’t Want to Miss a Thing». Resulta sorprendente lo que hace el cine, la tele. Coros, brazos en alto e infinidad de móviles en modo grabación. A partir de ahí y hasta los bises, los clásicos de estadio como «Come Together» de The BeatlesTom Hamilton comandando «Sweet Emotion» con su bajo, la exquisita «Eat the Reach» ,»Cryin'» y «Dude (Looks Like a Lady)».

Quizás por las sospechas más que fundadas de la intervención de «agentes» que ayudaron al señor Tyler a concluir sus brillantes intervenciones vocales con la inclusión de coro pre-grabados.  Steven Tyler, en algunos fragmentos de las canciones de su repertorio, fue incapaz de afrontar y resolver con solvencia las notas más agudas de los mismos. Para lograrlo dispuso de, al menos, un miembro de su equipo que, entre bambalinas, se encargaba de ejecutar con su voz las notas que el frontman de Aerosmith no alcanzaba a entonar.  Resultó algo difícil de apreciar al principio por lo poco común. Pero quedó patente en muchas ocasiones. La combinación entre los gestos del cantante con la adecuada manipulación de los vídeos proyectados hicieron el resto. La polémica está en la mesa…

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Pese a todo, decidimos disfrutar de lo de lo que teníamos enfrente junto a los miles de aficionados que no llenaban ni de lejos las 32.000 localidades que la organización había puesto la venta, con una grada de fondo completamente vacía, zonas en tribuna y su grada enfrente con muchísimos huecos y la zona posterior de pista, desocupada.

Y nos divertimos porque, esencialmente, se trataba de Rock. Estábamos ante una banda de las grandes. Aristócratas de este género, una porción de la historia contemporánea reciente. Todo esto y las ganas de  pasarlo bien una vez más nos salvaron la travesía.

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Aerosmith tiraron de demasiadas versiones. No olvidemos que se trataba de su último concierto de su última gira europea, obviando alguna sorpresa jamás desempolvada en Santa Cruz de Tenerife. Así llegaron los bises con «Dream On». Steven Tyler luciendo en la pasarela del escenario un piano blanco. Misa multicolor de rock implacable, mezclado con algún fragmento de «Mother Popcorn» de James Brown. Y la golosina final«Walk This Way», presentación de la banda, breve cañón de aire comprimido y confetti.

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Antes, durante y después del concierto, distintas opiniones se han enfrentado. El sonido, la reacción ante la puesta en escena, la promoción, la gestión del evento, la relación con los medios de comunicación, el falseo de datos, el inventar noticias por parte de muchos medios de comunicación locales con ese halago fácil, el de los clásicos adulones de turno para seguir obteniendo prebendas y pase para el siguiente concierto programado y otros aspectos relacionados con la organización. Quizás den para otras reflexiones más adelante. Pero sin duda, un espectáculo vistoso sin tantos excesos, con ese ritmo frenético no exento de clase, propiciaron en su conjunto una propuesta más que notable. 

Este concierto de Aerosmtih será un concierto que no pasará a la historia. Ni a la de la banda, ni a la de la de los conciertos de gran envergadura. En la historia particular de las Islas, sin duda, tendrá su lugar. En el tomo dedicado al Rock de Estadio. El tiempo pone a cada uno en su sitio y se ha demostrado.

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Texto: Jabier Rioboó, Carlos Pérez Báez y Patricio G. Machín.

Fotos: Esteban Campos Trujillo y Jabier Rioboó.

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