EL Huercasa Country Festival sobrevive al aguacero con un sábado espectacular

Mala suerte la que ha tenido el Huercasa Country Festival este año. Después de tres ediciones sin una gota, el viernes cayó lo que no había caído en todo el año (según los lugareños) y fue completamente imposible celebrar los conciertos, dejándonos empapados de la cabeza  a los pies y, lo más importante, con las ganas de ver alguno de los conciertos más esperados. Envidiamos a los afortunados que tuvieron la suerte de disfrutar de un improvisado concierto acústico de los Cactus Blossoms en la plaza del pueblo. Un lujo ver a esta gran banda en tan corta distancia, ahora que todo parece indicar que están a punto de pegar el salto a ligas mayores.

El sábado por la tarde, por fin, el tiempo mejoró y unas 8000 personas se acercaron al campo de fútbol de Riaza para pasar una tarde noche llena de sonidos americanos. La tarde empezó con la ya tradicional sesión de bailes country line, mientras los menos bailongos aprovechábamos para degustar las cervezas artesanales que se servían en las barras y saludar a los amigos que se habían desplazado hasta allí.

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Young Forest, el grupo sevillano-madrileño, estuvo el año pasado tocando en las calles de Riaza y en esta ocasión han lograron colarse en el cartel por méritos propios. Meses de constante crecimiento y de apuesta decidida por sacar adelante a la banda han tenido su recompensa. Con puntualidad británica, subieron al escenario reforzados por una base rítmica que dio al trío la consistencia necesaria para encarar un escenario como éste. Javi, Frank y Salvador aprovecharon su set para presentar sus sonidos folkies, con referencias a bandas como Mumford & sons o los Avett Brothers más melancólicos. Pudimos escuchar varias muestras de su disco de debut, como Troy, Lost o As Mom Said (dedicada a sus orgullosas madres, que andaban entre el público) y también canciones nuevas como Under the Rain, donde aprovecharon para bromear con lo acontecido el día anterior, en un concierto repleto de sonidos acústicos (guitarra, banjo, violín, contrabajo) donde apenas asomó la eléctrica en uno de los temas. Apostamos a que se hablará mucho de ellos en los próximos años.

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Nuestro queridísimo JP Harris es un tipo íntegro y con las ideas muy claras. Para él, la tradición es innegociable y nos dio el concierto más auténtico de la noche, puro honky tonk basado en las raíces más puras de la música americana.  El concierto empezó con California Turnarounds, el clásico de Jack Greene que suele abrir los conciertos del vaquero de Montgomery, poniendo ya sobre la mesa todas las virtudes tanto de líder como de banda. Siguió Badly Bent, donde el espíritu del Gram Parsons más vaquero hizo acto de presencia; Two for the road, el tema que abría su disco de 2012. South Oklahoma nos demostró lo buen compositor que es y las ganas que tenemos de que publique su nuevo material.  Tiempo de recordar una pieza de truck music, con la versión del tema que popularizara Red Simpson en 1966, Happy go lucky Truck driver. Tras I´ll Keep calling, llegó el recuerdo al gran Terry Allen con Amarillo Highway, que se está convirtiendo en un clásico del repertorio de JP.

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Just your memory y One for  every day (de Home is where the hurt is, del cual sólo rescató dos piezas en Riaza) dieron paso a un espectacular rush final con el recuerdo a la edad de oro de la música vaquera: Why you been gone so long, uno de los temas más conocidos de Mickey Newbury y Freeborn Man de Jerry Reed. El tiempo se nos había pasado volando y cuando nos quisimos dar cuenta ya estaba sonando Gear Jammin´Daddy, donde hubo lugar para el lucimiento instrumental de los Tough Choices, la banda que acompaña al gran Joshua. Para los amantes del country tradicional, fue sin duda el concierto del día. Un performer espectacular y unos músicos que saben muy bien cómo dar vida a este tipo de canciones. Posiblemente, haciendo lo que hace, el bueno de Harris no pueda aspirar al estatus de sus compañeros de cartel, pero después de pasarlas canutas en su juventud, es feliz haciendo lo que hace y se nota: dos horas después del concierto seguía firmando discos y haciéndose fotos con sus fans. Le estaremos esperando el próximo año, cuando salga a presentar su nuevo álbum.

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Antes de comenzar el concierto de Shooter Jennings nos fijamos en el teclado, que ocupaba la parte central del escenario. Teniendo en cuenta su último disco homenaje a Giorgio Moroder nos temimos lo peor, pero al final el show transcurrió por cauces más convencionales. Un concierto irregular, como el propio artista, que nos dejó los sonidos más rockeros del festival. Una banda incontestable, que no era la de su padre (como se había rumoreado), donde destacaban la violinista Aubrey Richmond, el bajista Ted Russell Kamp (que cuenta con una amplia obra en solitario) y el afinadísimo guitarrista John Schreffler Jr, que destacó sobremanera en los pasajes más sureños de la velada, como por ejemplo Electric Rodeo y Steady at the Wheel, los primeros temas de la noche. Outlaw You, fue la muestra más cercana al sonido country contemporáneo. Shooter maneja una gran cantidad de registros y sale airoso de todos ellos. The Real Me y  Wild and Lonesome, dos medios tiempos incontestables sonaron a gloria, antes de volver a endurecer el sonido rockerizando The Door, de George Jones. Hasta ese momento Shooter no se había despegado de sus guitarras. Fue entonces cuando se puso al teclado encadenando Manifesto nº1 y All of This Could Have Been Yours, el momento más experimental de la noche. y Living in a Minor Key, de su EP homenaje a (otra vez) George Jones, que practicamente empalmó con The Gunslinger, otro medio tiempo con el que convenció a los más puristas. Llegaba el final del concierto con su clásico 4th of July, tema estrella de su primer disco y Good Time Charlie’s Got the Blues, el tema de Danny O’Keefe; donde hubo tiempo para el lucimiento de todos los miembros de la banda.

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Había gran expectación entre los amantes del country más convencional por la actuación de Aaron Watson y el artista texano no defraudó a sus incondicionales. El inicio, encadenando sin respiro These Old Boots Have Roots, Freight Train y Real Good Time, fue de aupa y pudimos comprobar enseguida el porqué del éxito del texano: canciones excelentemente construídas, una banda muy poderosa y efectista y un buenrollismo típicamente americano: dedicatorias a su mujer, a su hija, a Jesús, selfies junto al público para mandar por Whatsapp y que su abuelita viera su gran éxito en España, subir a una niña para que bailara con él y ayudara al violinista,… sin duda un show que no es fácil de vivir por nuestra tierras, y que algunos de los tradicionalistas no acabaron de disfrutar. Pero cuando Aaron encadenó en mitad de su concierto y una detrás de otra That Look, Outta Style, Clear Isabel y July In Cheyenne, tuvimos que quitarnos nuestro sombrero de cowboy y reconocer que es un fabuloso escritor de canciones. Tras presentar las mejores canciones de sus dos últimos trabajos, el recital tal vez decayó un poco a nivel musical, pero no así el espectáculo de este animal de escenario que supo ganarse a la audiencia con su simpatía y su perfecto dominio del escenario. De todas formas, siguió desgranando otras piezas como Bluebonnets o Reckless, con la que cerró después de presentar a la banda de una manera muy rockera (desgraciadamente, hasta en el Huercasa tenemos que aguantar solos de batería).

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En definitiva, la jornada del sábado se cerró con un éxito artístico y de público que compensó en cierta medida la desilusión del viernes y que muestra la consolidación de un festival diferente en un fin de semana con enorme competencia (Mad Cool, BBK, Cruilla), que salva debido a la especialización. Un cartel muy compensado, con muestras de diferentes palos del country, desde el más tradicional al más contemporáneo, en el que sinceramente solo echamos en falta la cuota femenina, aunque estamos seguros que el año que viene volveremos a tener alguna vaquera encima del escenario. Enhorabuena a los organizadores, a Manolo Fernández, director artístico e incontestable referencia del country en España y a todo el personal que trabajó el recinto que, como siempre, estuvo a la altura del carácter familiar del evento segoviano. El año que viene, por mucha competencia de festivales masivos que haya, repetiremos en Riaza, un festival con criterio y alma. Y, como no, seguiremos disfrutando de las exitosas Huercasa Country Nights durante la temporada.

Texto: Javier Casamor
Fotos: CGM

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