Crónica del concierto de Jamie Cullum en Madrid el miércoles 26 de julio en el ciclo de conciertos de Las Noches del Botánico.
El lugar
Maravilloso enclave para la música. Todo fluido y muy bien organizado. Comida, bebida a precios razonables. Una zona de descanso, baños, animación previa. Así da gusto. Escenario perfecto y estupendo. Con visibilidad. Y eso que estaba colgado el «sold out». Aunque su aforo reducido es lo que hace de este lugar, en plena «naturaleza» -también en plena ciudad, con aire fresco en una noche estrellada de verano- que sea mágico.
Es difícil ponerle peros al concierto., trabajo del cronista. Pero es que Jamie Cullum no te puede caer mal porque lo da todo. Disfruta y se entrega al máximo. Esto le gusta. Le encanta. Y ha adquirido unas tablas que ya lo encumbran a estrella.
El Artista
Su recital es muy completo y uno acaba por quitarse el sombrero. Con sólo 2 temas, «Work of art» y «When I get famous», donde nos decía «Madrid, es importante mantenerse fiel a las cosas sencillas de la vida», ya nos tenia en el bote.
Y es que uno, aunque intenta no ser talibán, se horroriza ante el sonido repetitivo y machacón de los ritmos regatones que están copando todos los enclaves con música. En mi viaje peninsular de vacaciones he confirmado mis peores augurios Incluso Shakira se ha subido al carro. Por ello es sublime para mi que alguien haga vibrar a tanta gente y tan diversa con una propuesta de piano, contrabajo, batería, trompeta y saxofón sobre el escenario. ¡Bravo Jamie!
Si ya lo sé. Domina los artificios y secretos del show y juega con la gente, además de que jugaba «en casa» con un publico entregado. Pero aún así, las 2 horas pasaron de forma fugaz y el crooner acabó exhausto y rendido ante la histeria colectiva.
Jamie Cullum es un pedazo de músico inclasificable. Algo muy difícil hoy en día. Puede desde el jazz más puro hasta el pop sin contemplaciones. Blues, Rock e incluso ritmos latinos. Todo, desde el virtuoso pianista que es y esa magnífica voz tan característica. Es de agradecer que se salte algunas de las barreras del jazz para meterse entre el público o que baile de forma disparatada hasta la extenuación.
El espectáculo
Se sube varias veces a lo alto del piano y salta al vacío cual piscina. Es un puto «entertainer» desde las múltiples facetas de su personalidad artística y deja anonadado al más desganado o hater de los asistentes. Nos hizo batir palmas, corear canciones. Nos puso a bailar, ovacionar al saxofonista o gritarle al trompetista.
Jamie no para ni un instante del show, te versionea tanto a Rihanna «Don’t stop the Music», o de forma magistral a Radiohead «High and Dry», a Ed Sheeran «Shape of you». Les cambia el ritmo y el tempo a su antojo, haciéndote partícipe de ello. Y con «Sinnerman», de Nina Simone, fue la locura. Perdido entre el público, saltando al unísono con ellos. También celebrada «Everybody loves the sunshine» de Roy Ayers y el apogeo con «Comes love» de Billie Holiday.
En el fin de los bises con la magnífica banda despidiéndose, el público como si no fuese con ellos, seguía coreando ajeno a este final obligó a Jamie en solitario a sentarse solo al piano y poner el broche final ante un extasiado aforo.
«Me mantengo joven aunque estoy cerca de los 40» bromeaba , «Amo España», además de piropear a las españolas: algunas de las perlas que nos dejó. Pero principalmente nos produjo bienestar, disfrute musical y una pequeña mueca de felicidad.
«What a great crowd» , Amazing! Gorgeous! Añado yo.
Fotos y vídeos por José Fradejas.