Gracias por el viaje Nik West.
La verdad, yo dudaba de si acudir al concierto de esta exótica chica, Nik West, que me sorprendió con una versión de “Back in Black” de los AC/DC en las redes.
Rezaba la publicidad que era la ‘Lenny Kravitz femenina’. Obviamente, a uno no le sobra el dinero y se lo piensa antes de acudir a una actuación. Pero luego piensas en un accidente de coche, o que un día puedes volver de un chequeo rutinario y ¡zas! Por eso, yo intento sentir en la vida cosas todos los días. Soy consciente de que te arrepientes mucho más de lo que no has hecho que de lo que sí has hecho, aunque haya salido mal.
Por eso, si le pides emociones y sensaciones a la vida tienes que ir a buscarlas. Tienes que acudir a eventos, a conciertos. No te puedes quedar de brazos cruzados esperando a que te lleguen.
Algún día mirarás atrás y todo habrá pasado. Y momentos como este concierto quedarán para siempre en mi recuerdo.
Porque cuando uno acude a un concierto, lo más importante es que éste sea disfrutable y entretenido. Pero aunque no lo fuese, todo suma; lo bueno, lo malo y lo regular. Agregar experiencias siempre es positivo.
Me encanta viajar, descubrir nuevos lugares. Pero, a veces, descubrir a una persona nueva, o a un artista que no conocías o en el que no habías profundizado, puede ser igual o incluso mejor que descubrir otro lugar u otra ciudad.
Nik West tiene talento, posee esa habilidad para sorprender al que la ve o descubre, y esa facilidad o arte de hacer o mostrarse como es, con mucha facilidad. Y eso no es fácil.
El Swing se tiene o no se tiene y a esta veinteañera le sobra.
El concierto fue un viaje. Nos transportó a todos a una discoteca de Los Ángeles en los 70, o a un club de Phoenix con una banda en directo.
Personalmente, sus riffs de guitarras me recordaron mucho a los interludios de Seinfeld, una de mis series favoritas.
Además de ser una bajista sin parangón, es capaz de llegar a cotas vocales muy altas y emocionarte. Además, con sus ojos profundos y ese penacho mohicano, hace que tu mirada y emoción no tengan tregua.
Le acompaña una banda repleta de recursos y pluriétnica, que comenzaron su ingeniosa jam rítmica hasta la salida de la artista eclosionando en un rebosante Funk que no nos dio respiro hasta el final.
Perfecta estuvo Amber Sauer a la segunda voz y la animación. E incluso hizo memorable a la banda en ausencia de su frontwoman. El talentoso guitarra solista desenfrenado Hubie Wang de rasgos asiáticos, aunque secundario, brilló con luz propia. Un jovencísimo batería que derrocha entusiasmo y energía como si le fuese la vida en ello, RJ Norwood Jr. Clifton Williams pone los teclados y algo de su voz. Y la otra corista, Demann Crawford, completa el elenco.
Nos ofrecieron 90 minutos de ritmo y Groove sin freno. Fue memorable ver a Nik bajarse del escenario recorriendo el pasillo central del Teatro Leal, incendiándolo como pocas veces he visto.
Nos convenció tanto con sus temas propios, el Funk metal de “Say Something”, “My relationship”, o “Forbidden Fruit” -donde además de demostró que domina ligeramente el castellano- nos hizo una transición desde el funk, al reggae y los ritmos latinos. Otras destacables “Purple Unicorn” (que bien podría definirla) ,“Wait a minute” o “Who´s in the mirror”.
This is funk, no solo toca el bajo: lo destripa. Es una artista porque toca el bajo de una forma complicada de un modo muy simple y apasionado.
Memorables versiones, ya que su repertorio se entrelazan a modo de medley numerosos covers de clasicazos funkies. Y la influencia inequívoca de Prince siempre presente, la batería dinámica y los teclado pop que nos conducen al sonido Minneapolis.
“You don´t have to be a rich to be my girl, You don´t have to be a cool to rule my world………”
Destacaría “Come Together” de The Beatles, “Give Up the Funk” de Parliament, que iba como anillo al dedo al espíritu del concierto. Y la recta final con los riffs de “Let´s work” del “Controversy” de Prince. West acompañada del maravilloso sonido retro disco y donde mostró su buena forma física con saltos y contorsiones, siempre con el bajo consigo.
Y el mejor momento de la noche con una versión relajada y descomunal del “Kiss” de Prince que popularizo Tom Jones, y que nos hizo a todos vibrar, era imposible no tararearla, internamente(los más tímidos) y externamente (los más atrevidos).
Nos sedujo a todos.
Nick West es la nueva musa del Funk-Rock más trepidante. Y eso quedó sobradamente demostrado, no me extraña la admiración de Prince, Lenny Kravitz o David A. Stewart de Eurythmics.
Su poderío escénico, se mueve como pez en el agua, su virtuosismo al bajo, sus bailes y su fuerza expresiva.
Ella destacó su mayor influencia en Larry Graham.
Son muchos años detrás de un bajo y eso se nota.
Lo peor: lo efímero del viaje. Me supo a poco, quería más, signo inequívoco del disfrute. También poder verla de nuevo, esta vez de pie, para poder bailar su energía y sentirme en ese club americano con un whiskey en la mano, sin desmerecer el marco incomparable que es el Teatro Leal.
Gracias por el viaje Nik West.