Chuck Prophet y sus Mission Express abrieron en la sala BeGood de Barcelona su gira española el pasado 10 de noviembre. Lo hicieron por todo lo alto presentando su magnífico nuevo trabajo “Bobby Fuller Died For Your Sins”, álbum de 13 canciones grabado junto su banda The Mission Express compuesta por una banda descomunal formada por su esposa Stephanie Finch (voces, teclados, guitarra), Kevin White (bajo), Vicente Rodriguez (batería, voces) y James DePrato (guitarra), tras su anterior trabajo “Night Surfer”, publicado hace dos años.
Por la vía rápida Chuck Prophet & The Mission Express dejaron bien claro en Barcelona que el camino más corto para llegar a la música de raíces norteamericana es utilizando el Rock and Roll de la vieja escuela, pero siempre manteniendo su estilo, ese que con Green on Red lo catapultaba como uno de los mejores compositores y extraordinario guitarrista a mediados de los años ochenta, auténtico referente del Country Rock norteamericano, con sonidos desérticos y arcillosos de Rock fronterizo junto a bandas tan importantes como Son Volt, REM, The Blasters o The Long Ryders, y poeta del Rock and Roll junto a otros forajidos como Alejandro Escovedo, Steve Earle, Willie Nile, Neal Casal o Elliot Murphy.
La sala Begood comenzaba a saturarse y cubrirse de un gran manto de niebla espesa procedente de San Francisco, del Sea Cliff y Golden Gate Bridge. Los británicos Curse of Lono fuera los teloneros de Prophet presentando su reciente y último trabajo «Severed». El calor barcelonés por entonces se fundía con la sólida niebla y ahí estaban The Mission Express y Chuck Prophet con guitarra en mano arrancaron con un afilado remix de canciones instrumentales de su último disco y temas clásicos de su discografía.
La guitarra chirriante de Prophet comenzaba a segregar latigazos eufóricos con la canción que seguiría al preludio, Bobby Fuller Died for Your Sins, tema que abre su nuevo disco, primera lección de Rock and Roll y no pararían hasta casi dos horas más tarde, con casi una veintena de fascinantes canciones.
Prophet excelente dominador del escenario, un genio que abruma y desprende tantas buenas vibraciones sobre el escenario, estuvo en todo momento interactuando con el público, moviéndose de un lado a otro y cual leviatán escupiendo sangre y sudor desde su guitarra, un portento en las cuerdas al igual que su legionario James DePrato, slides sucios y pantanosos con salvajes punteos desde el mástil superior y dejando el inferior para acompañar al forajido Prophet que ya había invocado al espíritu Keef.
Chuck Prophet & The Mission Express a medida que iba avanzando el concierto en Barcelona intercalaban temas de su nuevo disco con otras canciones de sus últimos discos. Chuck Prophet se encontraba más pletórico que nunca, bajaba del escenario para tocar entre el público, su garganta y guitarra eran pura alma, duelos infernales de guitarras infernal entre Prophet y DePrato, mientras de vez en cuando Chuck Prophet jugaba con su otro micrófono de carbón a modo de megáfono.
Prophet pediría un intérprete para advertirles que “Who put the “bomp” in the bomp-shooby-dooby-bomp? Who put the “ram” in the rama-lama-ding-dong?, YOU DID!!!!, provocaría ataques al corazón, «You Did (bomp-shooby-dooby-bomp)» sonó como una auténtica apisonadora. Tras ella se marcharon del escenario, retornando para tocar el himno de Flamin’ Groovies San Francisco, una canción que en la década de los setenta marcó un hito en la ciudad del Golden Gate, “Shake some Action». ¡sublime!.
“En los Estados Unidos no tenemos a Picasso, Matisse o Van Gough para reclamarlos como propios. Pero tenemos a Chuck Berry y a los Flamin’ Groovies», vociferaba Prophet.
Un artista como la copa de un pino, Chuck Prophet, un auténtico corredor de fondo y de una sencilla manera de ser como pudimos comprobar al final del concierto durante una larga charla y firmando discos a muchos los allí presentes proyectando esa sensualidad, defendiendo preciosas composiciones y traspasándolas hacia nosotros.
Chuck Prophet & The Mission Express, tres acordes y la verdad en Barcelona.
Fotos por Desi Estévez y texto por Carlos Pérez Báez.
