Kaleo. El poder de América en la sangre de Islandia.

El día 6 de Diciembre, con el comienzo del puente en la capital, recibíamos la visita de la banda islandesa Kaleo. Una demostración de poder de una formación tan joven como sus componentes y que ya arrasa en los escenarios de todo el mundo. El pasado miércoles agotó el papel en La Riviera. Pero estos chicos de la isla nórdica europea afincados en Estados Unidos están acostumbrados a hacer lo mismo por aquellas tierras, donde causan auténtico furor.

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Con sólo dos LPs y un EP tienen una auténtica legión de seguidores. Aún no acertamos a entender cuál es el motivo de que la edad media del fan de Kaleo sea tan baja, ya que cuentan con todos los requisitos para un seguimiento mucho menos segmentado en lo que a público se refiere. Uno de los sencillos de su reciente trabajo «A / B», el «Way Down We Go», vendió más de 500,000 copias EE. UU. Y alcanzó el número uno en la lista alternativa Billboard el 20 de agosto de 2016.

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Su poder se centra en la perfecta combinación de la inapelable voz de su cantante y guitarrista, JJ Julius Son, con el resto de una banda que suena como a martillo pilón, perfectamente acoplado, como unos clásicos del progresivo incluso. Mezclan el country, el blues y el folk más refinados con ramalazos de hard rock cercanos al metal. Conjuntados por la misma varita que ha tocado a grupos como Blackberry Smoke y Rival Sons, a los cuales nos recuerdan muchísimo.

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Desde el comienzo hasta el final todo fueron trallazos, uno tras otro sonaban temas como «Broken Bones», «Save Yourself», «I Can’t Go On Without You», «Hot Blood». Aderezados por la potencia y constante voz preciosista de JJ que no desfallece ni un segundo. No hay un solo mal tono, llega a todo y lo hace con una solvencia propia de la escuela de los grandes. Una voz muy cercana a la profundidad del country de Sturgill Simpson o Chris Stapleton, mezclada con la rabia de Ozzy Osborne en su etapa con Randy Rhoads. Hasta retazos del hechizo de Ryan Bingham aparecen en la voz de Julius Son. Un concierto que, aunque el público no se dé cuenta, está más cercano al Americana de lo que pueda parecer en un principio. Hasta a la gloria de Led Zeppelin suenan por momentos.

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Pero es que tampoco es tan extraño, porque la puesta en escena es una declaración de intenciones. El pie de micro de JJ viste plumas blancas con punta teñida en rojo al más puro estilo Black Crowes y su dobro acústico tiene también motivos apaches. La formación no puede ser más del palo country-moderno. Con guitarra solista, armónica y teclado, batería y bajo con más teclados alrededor. Están extremadamente cerca de otras bandas como Wild Feathers, pero refinados por un toque The Head and The Heart.

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Otra pista importante es la presencia de las guitarras. Acústicas tipo dobro como las que usa Mark Knopfler en sus paseos por la tradición americana y un especial apego a las Fender Telecaster que son las favoritas de este tipo de bandas americanas que beben de las fuentes de las raíces y la tradición. Mezclan el poder de sus tiempos rápidos con la sutileza de las caricias arpegiadas del finger picking y los licks del delta blues. Son islandeses, pero emulando el diabólico pacto de Robert Johnson con el diablo, algún tipo de conjuro han tenido que hacer para parecer que realmente llevan todo eso embebido en unos genes nórdicos, porque sinceramente no es normal.

Hasta con uno de sus pocos temas en islandés nos obsequiaron. La maravillosa y delicada «Vor í Vaglaskógi» («Primavera en Vaglaskógi»), homenaje a esa región forestal islandesa que alberga uno de las mayores extensiones de abedules. Y para rubricar todo esto una versionaza del clásico de Cher, «Bang, Bang», más cercano al estilo que impuso Nancy Sinatra en su cover y al uso que de ella hizo Quentin Tarantino en su obra maestra Kill Bill. Adornando una historia de masacres y venganzas ambientada en las peleas «coreografiadas» de Bruce Lee. Esta vez katana en mano de una maravillosa Uma Thurman, en el que es, probablemente, su mejor trabajo.

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Qué más hace falta para demostrar que estos chicos llevan en la sangre la música americana. Por muy islandeses que sean, os garantizo que no tienen nada que ver con Bjork y que si pasan cerca de vosotros, no podéis perder la oportunidad de verles descargar en directo porque es una pura locura. Una banda joven que parece llevar siglos sobre los escenarios. Y si su seguidores son adolescentes, pues mira, ese camino y educación que llevan andados ya para ayudarnos a todos a salvar el rock. Salud!

Texto y Fotos: Javier Naranjo

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