El músico Fernando José Figueroa organiza desde hace dos años los “Domingos en la Bodega”. Son encuentros festivos de aficionados al blues que han convertido la Bodega del Águila (Calle Águila, 14, en el corazón del barrio de la Latina) en uno de los corazones que bombea la música del Delta y otros sonidos rockeros por toda la ciudad.
Cada domingo, varias docenas de músicos se juntan en esa céntrica taberna e improvisan jams sesions. Los voluntarios que lo desean saltan al ruedo para mostrar sus habilidades con las voces, guitarras, teclados, baterías, armónicas y hasta chaturanguis, como la reciente noche en que actuó el veterano Flaco Barral, un tótem de los sonidos madrileños.
Pero los que más se dejan caer por los “Domingos en la Bodega” son jóvenes talentos como la vocalista Celia, el virtuoso guitarrista Victor Eraiga, el zurdo Pedro Sánchez (no confundamos, ¿eh?), Yolanda Jiménez, Blue in Green, Steve Zee (guitarrista que ha tocado con Johnny Winter) o Rafa Sideburns (armonicista, que ha soplado en Chicago alguna vez), Alberto Menés, entre otros muchos. Se respira esas noches una fuerte carga de camaradería que gira en torno a Fernando, también conocido en los bajos fondos como Il Monstruo del Manzanares o Despropósito Brother. Es un showman que atrae el talento gracias a su inteligente humor y pasión por la buena música.
Al frente del local desde hace doce años está José, que ha demostrado su pasión por el blues, pero también por otros géneros como el soul, el rock o el swing, músicas que se pueden disfrutar mientras se cena o se bebe. No suele faltar en el repertorio castellanizado de Fernando uno de sus temas estrella, La Ley Mordaza, siempre con ironía, pinceladas en Inglés y toques de rock rebelde. El futuro late cada domingo en la Bodega, porque ahí se respira el blues más vivo de la ciudad.
Texto por Miguel López y fotos por Ana Hortelano.