Jardín de la Croix + We Were Hading North, 3/2/2018 Aguere Cultural
Abrió la noche We Were Heading North, presentando su EP homónimo, de 6 canciones, producido por Ayoze Fernández en Estudios Guamasa. Visto a posteriori, diré que ser teloneros de los monstruos de Jardín de la Croix fue un flaco favor.
We Were Heading North fueron de menos a más, logrando momentos de gran intensidad sonora. Pero no lograron mostrar todas las capas o densidades. Quizá porque no les acompaño el sonido o porque, en mi opinión, sobra esa tercera guitarra adicional. Con todo, ofrecieron un buen concierto. Honesto, sincero.
Destacaría la canción interpretada por el invitado Moril que cual Morrisey o Anthony -en su propio estilo-, añadió su registro vocal a la banda. Y ese fue el momento álgido de su show.
Tras ellos los increíbles de Jardín de la Croix.
Que “Circadia” es un discazo ya lo sabía. Pero Ander Carballo (Guitarra y Teclados), Israel Arias (Batería), Ignacio Hernández (Bajo) y Pablo Rodríguez (Guitarra) me dejaron a cuadros.
Desde el comienzo hasta el final el show fue un viaje de placentera intensidad sin tregua ni descanso.
Su virtuosismo los coloca en la Champions directamente. Pocos grupos patrios que este mortal haya visto llegan a lograr esa magnitud y de forma tan impecable.
Su show es arrollador. No deja lugar a dudas. Se desata de forma inapelable y no puedes más que disfrutar rendido a su contundencia.
Respeto por lo que hacen
Su calidad técnica esta fuera de toda duda. Pero a ello le añaden energía, entrega y cercanía sin artificios. Demuestran el respeto por lo que hacen. Enseguida nos tenían en el bolsillo.
No hay nada mejor que acudir a un concierto sin mayores pretensiones y sentir que has presenciado algo épico.
Jardín de la Croix son felinos. “Green Architect” es una maravilla en vivo, un pasaje atmosférico que aúna melodía y maestría. A mí, personalmente, me apasiona “Colorado Springs”.
Afuera estaba lloviendo. Pero como si un meteorito cayera sobre la tierra, allí dentro nada, importaba. Sólo digerir y absorber la descarga placentera a la que nos estaban sometiendo.
Alguien me dijo que iba a ver a uno de los mejores grupos de Post-Metal Instrumental nacionales, yo lo amplio -o lo simplifico- y le quito la etiqueta del estilo.
Compenetración conseguida para llevarnos a lugares de una felicidad de ensueño. En ningún momento sientes la sobrecarga de riffs o que algún pasaje sobra. Todo está ensamblado y fluye de manera que aquello acaba y te quedas abandonado. Maestría.
No hizo falta ninguna palabra, estaba todo dicho. Nos regalaron un bis, pero nada nos parecería bastante. Gracias Jardín de la Croix.
De verdad, si tenéis ocasión acercaros a verlos en directo, no despreciéis la ocasión.
Fue un regalo. Lo del sábado noche fue arte.
Textos y vídeos: José Fradejas.
Fotos: Jesús Villa