Lapido despierta su alma dormida y sigue elevando el listón

Lapido no es una estrella del rock al uso. No se preocupa demasiado de su imagen, no arrastra ninguna leyenda de excesos,… Para él sólo existen sus canciones, creadas artesanalmente con un estilo inconfundible. Después del glorioso comeback de los Cero, al que siguió un disco tal vez demasiado continuista, teníamos curiosidad por ver la respuesta del público. ¿Conseguiría aprovechar el impulso 091 en su carrera? La respuesta parece afirmativa. Las Armas presentaba un aspecto fantástico, con una gran entrada que no tenía nada que ver con su última visita a Zaragoza. Además, encontramos a muchos fans que, tras la gira de resurrección, han descubierto el trabajo en solitario de Lapido y se han subido a su tren.  

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Como suele ser habitual en sus repertorios, la cosa empieza con un tema largo de calentamiento, Pájaros. La primera pieza del último disco, Nuestro Trabajo, hace despegar el concierto. El primer clímax llega con ese clásico lapidiano que es Luz de Ciudades en Llamas. La banda, con uno de los mejores directos de nuestro país, suena compacta y muy rodada. Cuatro instrumentistas de gran valor, los habituales Popi (batería), Víctor Sánchez (guitarras) y Raúl Bernal (teclados). Completando la formación Jacinto Ríos, bajista de 091, que sorprendentemente se mantiene en un segundo plano durante todo el recital. Al frente, Lapido; con su inseparable Gibson SG.

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¡Cuidado!, primer single del nuevo disco, suena impecable en medio de un primer set acústico que sirve para repasar varios temas nuevos, destacando la country Estrellas del Purgatorio. Luego llega Dinosaurios, con su juguetona letra llena de referencias pop, de las Lambrettas a Dylan. No digas que no te avisé es todo un acierto en el repertorio, y Noticias del infierno se reafirma como uno de los momentos más eléctricos del concierto. Momento para Lo Que Llega y Se Nos Va. Una de las piezas claves de su último trabajo, reflejo de pérdidas familiares y del efímero paso de todos nosotros por el mundo. Es la parte más emocional del concierto, ya que acto seguido llega Algo Me Aleja de Ti, esa canción que es indudablemente una de las cumbres de Lapido como compositor.

Poco a poco, el concierto va llegando al final con nuevas visitas al nuevo disco, entre las que destaca el nuevo single La Versión Oficial. Para acabar, dos himnos muy coreados por los seguidores de Lapido, La antesala del dolor y El Dios de la luz eléctrica (todavía nos preguntamos cómo mantuvo este tema casi una década fuera del repertorio). El primer bis se basa en Cartografía, el que suele ser señalado como cumbre de la carrera en solitario del granadino. Así, suenan En el Ángulo Muerto, La Hora de los Lamentos y Cuando el Ángel Decida Volver, además de El  Más Allá. Cuando parece que no va a haber más, la banda vuelve a salir y nos ofrece Cuando Por Fin. La despedida del público es entusiasta, muy parecida a los momentos vividos en la gira de 091. Lapido se sabe ganador y sonríe tras un concierto en el que ha estado más comunicativo de lo que acostumbra.

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No hay visitas al cancionero de 091 en todo el show, y tampoco lo necesitamos. Ha sido posiblemente el mejor recital que he visto jamás a Lapido en solitario. El repertorio, muy equilibrado; la respuesta del público y la gran acústica de la sala han contribuído a esa sensación. Algún incondicional comentó algún pequeño fallo en las letras. Ese es el gran problema de tener fans tan entregados: que elevan la exigencia al infinito. Pero, a estas alturas, Lapido ya ha aprendido a convivir con su leyenda.

Fotografías y video: Beatriz García Carpintero y M Olga Oliva.

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