Anoche desde las hermosas tierras de Vic y bajo la batuta de Manolo Fernández y de Huercasa Nights, disfrutamos de la sensibilidad y alegría de una jovencísima Joana Serrat. Detrás de esa juventud también hay madurez pues este es ya su cuarto disco «Dripping springs» nombre de la ciudad en el que fue grabado, en los estudios Plum Creek Sound, condado de Hays (Texas) y cuyo propietario es Israel Nash.
Habla en sus composiciones de luchar por ser nosotros mismos y alcanzar esos horizontes que vislumbramos y nos parecen inaccesibles por su lejanía. Su música te lleva desde el folk hasta un country más actual y rock de raíces americanas aportando aires frescos a sus melodías. Es un álbum reposado que te transporta a paisajes feraces y ensoñadores. «Trapped in the fog» fue una de mis preferidas.
En sus propias palabras dice «es una canción onírica a través de la que puedo viajar en el tiempo, no importa si pasado o futuro. Escribí esta canción una noche en la que conducía de regreso a casa después de un concierto. Suele haber mucha niebla en invierno donde vivo. De repente, aquella noche en medio del bosque, la carretera quedó rodeada por bancos de niebla. No se podía ver nada y tuve que reducir la velocidad. La bruma cambiaba de formas constantemente, parecía bailar. Me pareció una metáfora de la vida y tuve la sensación de que algo por dentro de esas sombras me estaba hablando…»
Anoche compartió una canción con Nat Simons y estuvo acompañada por su Banda «The Great Canyoners« con mayúsculas que hicieron un trabajo soberbio. Sus componentes son: Toni Serrat a la batería y percusiones, Ruben Alcázar en el bajo, Bernat Sánchez y Vidal Soler a la guitarra eléctrica y Miguel Pérez Kersley a la pedal steel guitar.
Pero quizás lo mejor fue que tuve a mi vera a dos menores, uno estaba emocionadísimo y no paraba de hablar mientras estuvimos en la cola. Para su corta edad ya presumía de haber asistido a más de cuarenta conciertos. Pero mi debilidad fue Maria, unos doce años y muy especial. Antes de la salida de los músicos ya me había preguntado todo sobre mi vida… si el señor de detrás era mi marido, si mi hijo tenía novia y no tiene hijos? y porqué? era su pregunta favorita. Se preocupó de conocer todos los instrumentos que estaban dispuestos sobre el escenario y se sentó pacientemente hasta que salieron a escena.
Cuando ya empezó el concierto vi por el rabillo del ojo que copiaba mis movimientos y si yo hacía una foto ella hacía lo mismo con el móvil de sus padres. Al terminar todo eran besos, no se quería marchar. Esa misma sensación todos la hemos vivido alguna vez…
Texto, fotos y vídeo por Ana Hortelano.
