Si mezclas blues, el jazz de Nina Simone, la riqueza tonal de una voz portentosa, reggae, ritmos africanos, arreglos electrónicos, emoción, concienciación, generosidad, en una coctelera, todo eso es Benjamin Clementine presentando su nuevo disco «I Tell A Fly» el pasado viernes 23 de marzo en la Sala Vistalegre de Madrid. Una sorpresa con mayúsculas.
Benjamin Clemntine ofreció dos conciertos España, éste de Madrid y el miércoles 21 de marzo en la Sala Razzmatazz de Barcelona (dentro del ciclo Guitar BCN).
El cantante, compositor y poeta regresa con un nuevo trabajo tras su debut hace tres años con At least for now, gracias a él consiguió el Mercury Prize, y en Francia, el premio a artista revelación en los premios Victoire de La Musique. Su segundo trabajo que vino a presentar a la península, I tell a fly supuso una ampliación de los horizontes musicales del artista, reflejando no solamente su amor por los impresionistas clásicos como Erik Satie, sino que se percibe un acercamiento a la música electrónica, a través del japonés Isao Tomita.
Aunque la leyenda sobre sus orígenes asegura que Benjamin Clementine fue criado por su abuela, que a los 19 años se fue de Edmonton (Reino Unido) a París y que vivió en las calles de la capital francesa tocando en el metro hasta que los ojeadores de una casa discográfica lo descubrieron y le ofrecieron volver al Reino Unido para grabar su álbum de debut.
Texto, fotos y vídeo por Ana Hortelano.