Permítanme que empiece la crónica del concierto de Bob Dylan en Salamanca este pasado sábado 24 de marzo en el Multiusos Sánchez Paraíso, la leyenda norteamericana, primero de sus seis conciertos en España, diciendo que no fue más que otra muesca en el revolver de alguien que ha decidido morir con las botas puestas encima del escenario.
Ya lo dijo en su libro “Crónicas”, del hastío de verse rodeado de un público de su quinta que ya no esperaba nada de él, excepto la retahíla de éxitos mal desempolvados. Decidido a no convertirse en momia en vida, probó a reinventarse por el camino de retorcerles el brazo a las canciones hasta que a éstas les cambiara la cara por completo.
No es fácil ser fan suyo. Él ha decidido ser exigente con ellos, requiere paciencia y atención para disfrutar. Dylan no saluda, no hace chistes entre canción y canción, no regala nada. Es un músico, no un showman. Parece decidido a seguir disfrutando de su papel de crooner.
Con Bob Dylan se da la paradoja de que todos sus conciertos son iguales y distintos a la vez, completamente intercambiables unos por otros. Este Dylan toca el piano, más en la espiral de locura del desafine y destiempo. Magia musical propia de la espiral Dylaniana de locura interna, suma la carraspera al desafine para conseguir una voz que es como si te hablara el mismísimo Satanás. A mí me parece la bomba.
El repertorio, del sábado 24 de marzo dentro del 800 aniversario de la Universidad de Salamanca ante 4.600 personas, muy intimista, hizo que los neófitos se sintieran algo defraudados, como casi siempre, por el deterioro de su voz y la aparente desgana que le embarga, aspectos que en absoluto molestan a los incondicionales, a quienes han aprendido con los años a buscar la esencia de la canción por encima del show interpretativo.
Y aún saliendo de una nube y eso que cada vez que lo veo en directo, siempre es una experiencia completamente diferente a las anteriores. Ante un público heterodoxo por ser “suave”, éstos se equivocaron pensando en alguien domesticado. Dylan “jugó” con ellos todo el recital.
Bajó la luz del escenario, obligó al público a no fotografiarlo, alargó el concierto una hora y cincuenta minutos, después de su primera canción “Things Have Changed”, a los sones de “People are crazy and times are strange, I’m locked in tight, I’m out of range. I used to care, but things have changed”, premonitorio de lo que pasaría…
Entremezcló en sus 20 canciones del repertorio sus grandiosos Highway 61, The Freewheelin’ Bob Dylan, Modern Times, Blood on the Tracks Love & Theft, Another Side of Bob Dylan, Time out of mind o ese buceo en el repertorio de la canción clásica norteamericana y en los temas que solía cantar su admirado Frank Sinatra en Tempest con 4 temas o ese guiño a Cy Coleman en «Why Try To Change Me Now».
Charlie Sexton, Tony Garnier, George Recile, Stu Kimball, y Donnie Herron, “His Band” portentosa banda de country-blues con matices de rockabilly inteligente y swing, músicos arenosos que nada tienen que envidiar a The Band.
Un apabullante inicio de Bob Dylan en Salamanca como única concesión al gran público con Things Have Changed, It Ain’t Me, Babe, Highway 61 Revisited hasta Simple Twist Of Fate, como siempre las cantó como quiso, y al piano.
Solamente en dos canciones, Once Upon A Time y Why Try To Change Me Nowm, dejó su piano para acercase al centro del escenario. Soberbia «Desolation Row», encantadora y misteriosa, Dylan se limitó a «murmurarla». Bob supo maniobrar con los énfasis entre el sonido y el sentido. Sabía qué palabras debían pronunciarse y por qué.
A toda aquella alquimia le faltaba un único elemento. Un final apoteósico «Love Sick» antes de los bises, «Blowin’ In The Wind» y «Ballad Of A Thin Man» .
Y allí estuvimos nosotros, en Salamanca, sus fieles fans, intentando una y otra vez descubrir el sentido final. Nos ha sorprendido tantas veces en estos más de 50 años de carrera, de su pase a la electricidad a la conversión al cristianismo, sin contar los trucos de desaparición y sus múltiples apodos: «La respuesta, amigo mío, está soplando en el viento».
Después, Bob Dylan se acercó al centro del escenario con su banda, y un minuto más tarde ya tenía su pie apoyado en el primer escalón de su autobús, bueno, él lo llama “su hogar”, su cabeza estaría ya en los conciertos de Madrid y Barcelona, «porque algo está ocurriendo aquí, pero no sabes lo que es, ¿no es así, Mr. Jones? debió pensar Bob Dylan.
Setlist del concierto de Bob Dylan en Salamanca 24 marzo, Multiusos Sánchez Paraíso:
1. Things Have Changed
2. It Ain’t Me, Babe
3. Highway 61 Revisited
4. Simple Twist Of Fate
5. Summer Days
6. Make You Feel My Love
7. Honest With Me
8. Tryin’ To Get To Heaven
9. Once Upon A Time
10. Pay In Blood
11. Tangled Up In Blue
12. Soon After Midnight
14. Desolation Row
15. Spirit On The Water
16. Thunder On The Mountain
17. Why Try To Change Me Now
18. Love Sick
Bises:
19. Blowin’ In The Wind
20. Ballad Of A Thin Man
Bob Dylan tocará en Madrid el lunes 26 de marzo, el martes 27 y el miércoles 28. La última parada es en Barcelona las noches del viernes 30 y el sábado 31 de marzo en el Grand Teatre del Liceu dentro de la programación del Guitar Festival.
Foto de portada Jorge T. Gómez.
Fotos y vídeo Carlos Pérez Báez.