Benjamin Clementine nos vuelve sorprende una vez más

Benjamín Clementine desde el Palacio de Vistalegre (Sala). El escenario está oscurecido, sólo se insinúan los instrumentos, un bajo, una guitarra eléctrica, una batería y un piano Yamaha. Entre retazos de luz e intercalados como un atrezzo, figuras inanimadas, un hombre sentado, dos mujeres embarazadas, niños, figuras blancas, maniquíes dispuestos como figurantes.

Benjamin Clementine Madrid 2018.

Ellos representan a esas personas que huyen de sus hogares, que viven hacinados en campos de refugiados en condiciones deplorables, familias que cruzan en barcos de papel el Mediterráneo buscando un futuro mejor, gritos sin voz que se han convertido en canciones en este nuevo disco de Benjamín Clementine, “I Tell A Fly”, segundo álbum en su carrera.

¡Comienza el concierto!

Los músicos ocupan sus lugares. No es un concierto al uso. Yo más diría que es una performance musical. Benjamín Clementine tras cubrir los hombros de la mujer-figura que tiene situada a su izquierda con una bata china bordada de seda roja, recorre tema a tema ese universo creado a su imagen y espíritu que impregna este nuevo disco. Pone el foco sobre esta mujer y el resto fluctúa entre los grises de los monos que visten y la blancura de esas figuras silencio mudas.

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Este disco es diferente al anterior. Cada canción es una mirada al futuro, a la renovación, el cristal a través del cual uno observa la vida. Y se le queda pequeña la sala de este Palacio de Vistalegre, y se le queda corto el planteamiento del concierto y se abraza musicalmente al público. Nos dirige, nos organiza, nos cuenta historias de su mundo y nos pone a cantar.

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Un coro lleno de mil matices como su música, una mezcla de todos los estilos que su piel ha absorbido: Blues, Jazz, Reggae, ritmos Africanos, influencias de la música electrónica de Isao Tomita, tecladista y compositor japonés, lo que unido a esa riqueza tonal en la voz, una voz portentosa, Benjamín Clementine se haya convertido en un músico poliédrico y muy interesante.

“I Tell I Fly” es un reflejo de situaciones vividas en sus viajes durante los dos últimos años por diferentes lugares del mundo: Los niños de Alepo, nacionalismos, el Campo de refugiados de Calais, subsaharianos cruzando a miles el Mediterráneo, todos huyendo de algo.

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El pasado 23 de Marzo vimos a un músico extraordinario, cómplice, con sus gestos, con sus miradas desde esos profundos ojos negros, con sus sonrisas, sus muchos gestos corporales, con sus manos, con los pies descalzos que le anclan a la tierra, con todo ello nos quiso transmitir sus emociones.

Texto, fotos y vídeo por Ana Hortelano.

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