Queríamos verlos de nuevo. Lo que se veía a través de sus ventanas. Dónde tenían sus sueños. Y eso hicimos, aferrarnos al «freak power» de Chris Robinson y su hermandad. Movimiento ensalzado bajo un banderón en el escenario de la sala BUT de Madrid el pasado 5 de marzo, primer concierto de la gira nacional.
Tres grandes horas de amor y música dividido en dos pases por parte de Chris Robinson Brotherhood en Madrid defendiendo ese movimiento que se lanzó por primera vez en la década de los sesenta para aquellos que no encajaban en la corriente principal y así poder seguir su propio camino.
A pesar del orzuelo de Chris Robinson en su párpado derecho, éste salió junto a los Brotherhood con un repertorio cribado de reclamos especulativos, siendo ésta la base de una fiesta en Madrid como si la banda realizara su primer concierto con amigos como público y con un Neal Casal más protagonista que en su anterior visita allá por 2016.
Rara Avis en la actualidad Chris Robinson Brotherhood, cuya mezcla única de rock psicodélico, música de raíz americana y experimentación avant garde, vuelven a ejemplarizar el sonido de San Francisco en el primer estallido del hippismo de Haight-Ashbury.
Bajo el halo de Jerry Garcia y Phil Lesh, el ex Black Crowes Chris Robinson y Neal Casal como guías espirituales comandaron las 17 canciones e instrumentaciones libres en Madrid que fueron cabalgando el polirrítmico entramado que proveían Adam MacDougall a los teclados, Jeff Hill al bajo y Tony Leone desde su batería.
Inicios con el «Seven Nights to Rock« del rey del piano hillbilly Moon Mullican no se ven todos los días, o un final con el «Mr. Charlie» de los Grateful Dead, tampoco.
El directo de Chris Robinson Brotherhood en su tercera parada europea estuvo lleno de sentimiento e intensidad, baladas suaves y delicadas, nos trajeron toda la delicadeza del grupo, creciendo hasta el infinito y más allá con canciones pertenecientes a “Betty’s Blends Volume 2″, su último “Barefoot in the head” encarnado en un tema country rock, «Big Moon Ritual», «Phosphorescent Harvest», para acabar una espléndida primera parte con las maravillosas «California Hymn» de “Anyway You Love, We Know How You Feel» y el clásico de Gram Parsons reproducido en «Lazy Days», rindiendo pleitesía a formaciones como The International Submarine Band, the Byrds y the Flying Burrito Bros.
El segundo pase de los Brotherhood comenzó con «Loving cup» (Copa del amor), entregándose a los Stones. Tema recordemos en el que el cománager de los Rolling Stones, Allen Klein demandó a sus Satánicas Majestades por incumplimiento de acuerdo, ya que esa canción y otras cuatro canciones del Exile on Main St. fueron compuestas mientras que Jagger y Richards estaban bajo contrato con su compañía ABKCO.
Chris Robinson Brotherhood dejaron volar su bandera y freak power en este segundo pase del concierto, contagiando a su base de fanáticos, creando una sensación general de comunidad. Eso sí, algo más espesa que en la primera, todo a partir del tercer cuarto de la noche. Pareció como si todos hubiésemos tomado varias dosis de LSD, en forma de poderosas canciones, droga alteradora de la mente.
La banda no perdió el tiempo en encender la mecha, abriéndose con la psicodelia y el blues, el ambiente perfecto para otra dimensión del sonido de la formación, convirtiéndose en una especie de cuento de vaquero más oscuro aún teñido de psicodelia. Las humeantes Venus in Chrome, The Chauffeur’s Daughter, New Cannonball RagHark, The Herald Hermit Speaks, Behold the Seer, Good to Know y Narcissus Soaking Wet fueron desarrollándose hasta llegar al bis final con el clásico de Grateful Dead «Mr. Charlie».
Con la percepción de que el CRB es un marcador de posición de su nuevo proyecto As the Crow Flies o hasta la próxima reunión de Black Crowes desvaneciéndose con cada nuevo álbum que publican los CRB, lanzados a otra estratosfera con el gnomo fumador testigo en cada uno de sus conciertos. Ahora es justo preguntarse ¿hasta qué alturas Chris Robinson Brotherhood pueden seguir ondeando su bandera «freak power»?
Conciertazo y banda, Chris Robinson Brotherhood, en grandísima forma que se ha nutrido de ese expansivo sonido en directo para incluir varios aspectos de la música cósmica y psicodélica estadounidense en sus conciertos. Los veremos muy pronto. Será el próximo 22 de junio en el Azkena Rock Festival.
«Looking high, looking low, going to scare you up and shoot ya, Mister Charlie told me so».
Texto por Javier Naranjo y Carlos Pérez Báez.
Fotos por Ana Hortelano y Javier Naranjo. Vídeo por Ana Hortelano.
