Noche lluviosa en Madrid, el pasado jueves 12 de Abril. De esas que invitan a la melancolía. Esas que nos piden sentarnos con un amigo cercano en un café oyendo las gotas golpear el cristal y siguiendo con la mirada su rastro resbaladizo. Charlando de temas más o menos intrascendentes con ese amigo al que no hace falta ver todos los días para sentir familia. Incluso podría hacer unos meses que no le ves, pero bastan un par de miradas y la frase: «Según decíamos ayer…» para estar perfectamente sincronizados y listos para otra aventura. Con esa sensación entramos al concierto de Coque Malla en La Riviera a encontrarnos con nuestro amigo. A escuchar con atención lo que tiene que contarnos, a sentirle cercano como siempre y a compartir otro de esos momentos Irrepetibles como el de Junio del año pasado en el Nuevo Teatro Alcalá
Hay mucha expectación en una sala que ha colgado hace una semana el cartel de «no hay entradas». Para el gran Coque las noches madrileñas son muy especiales. Es su ciudad y se pone extremadamente nervioso antes de cualquier show madrileño en el que quiere que todo salga bien, que esté perfecto hasta el más mínimo detalle.
Por contra, nada más pisar el escenario, todo ese nerviosismo desaparece y se convierte en ejecución perfecta de un espectáculo puramente musical que acogemos con gozo a flor de piel y alguna que otra lágrima de emoción por la melodía y lírica de este trovador.
Coque Malla siempre saluda a su público nada más salir al escenario, levantando los brazos semiflexionados con los puños cerrados en señal de victoria. Y no hace falta más. Es un showman puro que sale con una indumentaria a la altura, una chaqueta de fiesta con brillos a lo Frankie Sinatra. Llena todo el escenario con su presencia y un solo gesto basta para entenderlo. Coque no es simplemente un cantante o un músico. Es un animal de la escena, interpreta y actúa con maestría, baila y se contonea captando el foco absoluto de todo el que está a su lado. Es el mejor artista español vivo. No hay más.
La banda que lleva Coque es de colaboradores habituales, algunos de los que han grabado «Irrepetible» en directo, algunos de los que hicieron esa maravilla llamada «Mujeres», obra en la que Malla se rodeaba de grandes figuras de la escena femenina de nuestro país. Incluso la gran Amparo Valle, la madre de Coque a la que tanto echa de menos el artista. El elenco de artistas que le flanquea en esta gira es inapelable, probablemente el mejor cuarteto de músicos español a día de hoy a guitarra, bajo, batería y teclado.
Cada show de Coque comienza con el temazo «Escúchame», sabe que poco más hace falta para tenernos entregados desde el minuto uno. Le siguen «She’s My Baby», «La Señal», «La Mujer Sin Llave», «El Último Hombre En La Tierra», «La Carta», «Berlin» y «El Sombrero», tema para el que Coque se engalana con ese atuendo que tanto le gusta para vestir su cabeza. Al final del tema lo lanza al público y tenemos la suerte de que caiga en nuestras manos para traernos el recuerdo de la noche a la redacción. La banda suena totalmente compacta, perfecta. Fruto, sin duda, de muchos ensayos y talento que les hacen sonar como uno, como apisonadora musical perfectamente acompasada. ¡Qué fenómenos!
Continuamos con «Todo El Mundo Arde» antes de atacar las dos versiones de la noche que son para el tema de los Piratas, «El Equilibrio Es Imposible» y para el clásico de Los Ronaldos, «Guárdalo». Coque comenta antes de este tema que por aquel entonces había un grupo en España que hacía buenas canciones como la banda de su amigo Ferreiro, «pero que eran un poco guarros», haciendo referencia a su propia banda. «Lo Intenta», «Una Moneda» y «Hace Tiempo» sirven de preámbulo al estreno en directo de un tema nuevo. El compuesto para la banda sonora de la última cinta de Javier Fesser, «Campeones», actualmente en cartelera. Se trata de «Este Es El Momento». Le damos totalmente la razón a Coque porque este es el momento de climax que todos esperábamos en su visita madrileña. ¡Qué gozada de show! Hasta la Riviera está sonando bien, cosa poco habitual.
La machacada «No Puedo Vivir Sin Ti», que ponía música a un conocido comercial de la empresa sueca por antonomasia y «Despierto» ponen el punto final al set. En poco tiempo Coque y los suyos regresan al escenario y nos regalan «Santo, Santo» y «Lo Hago Por Ti», interpretadas directamente desde el corazón. A continuación vemos sobre el escenario un pie de micro junto al de Coque.
Es el momento en el que sabemos que nos falta un tema imprescindible para Malla y que va a salir su amigo Iván Ferreiro a interpretarlo con él. Así es y el gallego aparece en escena para acompañar al madrileño. Está bien que cante ese «Me Dejó Marchar» con Iván, pero todos estamos deseando que llegue la parte de Coque, que eclipsa de nuevo cualquier otra cosa que pase a su alrededor. Es un pedazo de canción y ya no nos puede dar más que eso. Estamos rozando el cielo con los dedos y sabemos que se acerca el fin.
Saludos y más saludos de Coque y de la banda, agradecidos hacia el público madrileño. Terminan dejando sólo a Malla que sigue saludando con la música de ambiente ya sonando en la discoteca ante el aplauso infinito de un público que sigue volcado con el de Madrid y que no quiere irse a casa. Esto se ha acabado. Un concierto épico, como el bueno de Coque. Hay dos temas que hemos echado en falta: El medio tiempo blusero que es «Cachorro de León» y el precioso «Hasta El Final», pero no hay reproches a una noche redonda. Todo salió a pedir de boca.
Nos preguntamos quién es el hombre en el espejo, por qué no se parece al Coque Malla de Los Ronaldos. Del mismo modo todos los días volvemos a la ciudad y no encontramos a nadie ya, nada es lo que era y la madurez es la marca que nos deja Malla como síntoma inequívoco de que debe volver a estar otra vez a nuestro lado. Con ese nuevo estado de gracia, con ese bouquet del buen vino envejecido. Sus canciones son delicadas, llegan al corazón al ritmo de la melodía. Obras de orfebrería, de amor, de denuncia social, de justicia, de alma. Eso es lo que disfrutamos en cada concierto de Coque. Esa es su Señal. Salud!
Texto, Fotos y Vídeo: Javier Naranjo
