Hay músicos que no necesitan presentación. Artistas que llevan a sus espaldas, quieran o no, la sombra de una leyenda inmortal. En el caso de Roger Waters esto es indiscutible, y por eso es casi imposible que no se crease una fuerte expectación ante su nueva gira europea a la que dio comienzo el pasado viernes 13 de abril en la primera de dos fechas en la Ciudad Condal.
Siete años después de su última visita, Waters ha llegado esta vez presentando su último trabajo titulado ‘Is This the Life We Really Want?’ dentro de su gira ‘Us + Them’.
Con un Palau Sant Jordi abarrotado, y un público ansioso, unos veinte minutos más tarde de lo esperado (ya dicen que lo bueno se hace esperar…) aparecía Roger Waters acompañado de su banda para dar comienzo a la noche.
‘Breathe’, tema mítico de la banda que tampoco necesita presentación, fue la encargada de dar el pistoletazo de salida, una de esas canciones que son el reflejo de la perfección, y que la banda interpretó también de forma impecable.
Tras este soplo de aire fresco nada más comenzar, ya se intuía que Pink Floyd, y en concreto, su “The Dark Side of the Moon” iban a ser los grandes protagonistas de la noche.
Después de ‘One of These Days’, y el mítico ‘Time’ donde la voz de Waters se mezcló con la perfecta línea de la guitarra solista de Dave Kilminster, llegó ‘Welcome to the Machine’ otra de esas canciones atemporales que se fundió con ‘Dejà Vu’, uno de los temas de su nuevo trabajo, en una transición perfecta, como si se tratase de un homenaje a la inmortalidad.
Con un ‘Wish You Were Here’ esperado por toda la audiencia se llegó a uno de los muchos momentos clímax de la noche. Y no podía acabar la primera parte de otra manera que con ‘Another Brick on the Wall’, donde salieron a escena “doce niños de Barcelona” tal y como recalcó Waters, desfilando al son de la música, mientras se proyectaba la palabra ‘Resist’ a sus espaldas.
‘Dogs’ dio comienzo al segundo set. Con un despliegue de varias pantallas gigantes mostrando la central térmica de Battersea, en Londres, portada del Animals del 1977, que casi dividían el estadio en dos, comenzó una parte del show a la que Waters ha querido aportar un fuerte significado político.
Con ‘Pigs’, el famoso cerdo rosa sobrevolaba el Palau Sant Jordi, y el grupo salió a escena con máscaras de cerdo, brindando mientras esas mismas pantallas desplegables jugaban con imágenes de personalidades como Trump.
Y llegó el turno de ‘Money’ y ‘Us and Them’ tema que da nombre a la gira, donde aparecieron más políticos como Putin o Theresa May, y se continuaron proyectando imágenes de guerras y protestas de actualidad.
El impactante espectáculo visual ofrecido no dio tregua hasta la última canción, y, aún en el desenlace del concierto, con ‘Eclipse’, una impactante proyección visual del prisma de luz, símbolo de Pink Floyd, atrapó a todo el público, de la misma forma que lo hizo su música esa noche y desde hace más de cuatro décadas.
‘Comfortably Numb’ cerró la noche con broche de oro, con un estadio rendido a los pies de Waters y su banda, recitando la canción palabra a palabra, y embaucados por un espectáculo maravilloso, que, sin duda, dejó con ganas de más a todos aquellos afortunados que pudieron ser testigos de esa noche.
Texto, fotos y vídeo por Belén Mena.
