Angel Stanich Band en el Búho Club (La Laguna) 25/05/2018
Yo había oído hablar de Ángel Stanich, después pase a oír alguna canción suelta. Un día me paré a escucharlo y descubrí con satisfacción que estaba ante alguien especial. A veces hay que dejar de oír y escuchar, pero en estos tiempos convulsos y de velocidad no es fácil.
Stanich tiene esa facilidad para sorprender al que lo descubre. Ese no sé qué,te provoca esa sonrisa, te consigue conmover e incluso emocionar.
Oír las letras de Ángel está bien pero cuando las escuchas de verdad, llega la magia. Es uno de esos momentos en los que la vida te regala un dos por uno.
Uno que es adicto a la música busca esto siempre, encontrar esos momentos lejos de la existencia rutinaria que uno soporta todos los lunes al levantarse de la cama para ir al trabajo, y esbozar esa sonrisa, que te hace sentir por un instante, por un momento que estar ahí tuvo sentido.
Aquel personaje de voz peculiar, tenía la energía de León Benavente, la acidez en las letras de El Niño Gusano, así como un tempo a veces a lo Albert Pla. Al verle en directo descubrí a su vez un pedazo de banda y ya con las alusiones a “Amanece que no es Poco” me ganó para siempre.
El Búho club estaba casi lleno, y el directo de aproximadamente 2 horas de la banda fue un placentero chute de dopamina.
Sublime comienzo con «Twin Peaks Theme» ápice de muchas de las alusiones cinematográficas en sus letras.
En el repertorio eché de menos “Más se perdió en Cuba”. Me sorprendió la divertidísima “Hula Hula”.
Para ‘Río Lobos’, Stanich pidió silencio absoluto y aunque lo consiguió a medias, la interpretó de forma magistral. “Solo admito mujeres con gusto y oscuro pasado.”
Ángel es un músico de los pies a la cabeza, con ganas y actitud que se divierte y se acopla perfectamente con su banda. Destaco a Víctor L. Pescador, un pedazo de guitarrista y que no cesó de sonreír y contagiar su entusiasmo a través de riffs imposibles de forma absolutamente natural. Alex Izquierdo y su destreza al bajo, la maestría de Jave Ryjlen a los teclados, y la batería de Lete G. Moreno que nos regaló algunos instantes gloriosos.
Cuando abandonaron el escenario, lo mejor estaba por ocurrir.
Y es que la traca final de la que dispone su repertorio es ya un compendio de hits épicos.
Empezó con esa maravilla que me tuvo un tiempo reiterándola hasta la saciedad en mi setlist personal “Carbura” maravillosa.
“Metralleta Joe” donde todos al unísono cual devotos de una religión, saltábamos y cantábamos:
“El tipo en quien confía el carnicero Cuando quiere el género fresco”
Y cerrábamos un concierto inolvidable con “Mátame Camión” con baile y coros cuál himno, y Stanich entre nosotros saltando rodeado cual colofón. Y su despedida con reverencias de agradecimiento a los presentes nos demuestra su humildad, su sabiduría y genialidad.
Eres un personaje carismático, eres simpático ermitaño.
“¿Qué dirá la prensa, si no hay entrevistas que digan lo que quieran?”
Pues no diremos nada, aunque estaremos atentos a todo lo que hagas. Si al final esto se trata de sentir y tú le pones calidad, cariño y ganas.
Gracias a ti y a la banda por este concierto.