Si te enteras de que un grupo de rock, formado por chicas, y de la tierra de Michael Monroe, pasa por tu sala favorita de conciertos, automáticamente el rockómetro se dispara y haces lo posible por asistir. Intentas informarte un poco y te sorprendes del tiempo que llevan Barbe-Q-Barbies (desde 2010) haciendo conciertos y reconocidas como una de las mejores bandas finlandesas de rock. Incluso llegaron a alcanzar el cuarto puesto en su pais para participar en Eurovision.
Pues bien. Si, pero no. En Rocksound dieron un concierto decente, como músicos nada que objetar, son buenas, tienen hits como STFU o Under Muy Skin que te hacen creer otra vez en el hard rock. Pero a mi al menos me faltó una cualidad inseparable del rock; la sensación de peligrosidad.
Sin ella la música parece menos creíble, por muy buenos riffs que hayas logrado sacar de tu guitarra. Si te vistes como Axl Rose te tienes que dar la licencia de por lo menos escupir en el escenario. No digo ya cantarle al tío de la primera fila en su cara, algo que tienes fácil en una sala como Rocksound, pero si transmitir más pasión y no actuar como si el jurado de Got Talent estuviera en la sala.
Lo digo con todo el respeto que me merecen todos los grupos que salen a la carretera o tratan de vivir de la música, pero da rabia ver a un grupo que lo tiene todo para poder conectar con un público que está huérfano de bandas en las que creer otra vez.
Y ellas lo tienen todo, esa es la frustración. Me encantaría poder verlas el año que viene y tragarme esta crónica o, mejor aún, que me busquen por la sala y me la hagan tragar ellas.
