Crónica de los conciertos de la gira europea de Roger Waters “Us + Them Tour”, en el Wizink Center de Madrid los pasados 24 y 25 de mayo de 2018, tras su anterior visita en aquella gira “The Wall Live” que rompió todos los récords de venta.
Roger Waters nos presentó temas de su último disco «Is This The Life We Really Want?» publicado en junio de 2017. Primer disco en solitario en 25 años desde la aparición de su trabajo anterior, Amused To Death (1992). Como pudimos comprobar en Barcelona tito Waters repasa principalmente «The Dark Side of the Moon» (1973), «Wish You Were Here» (1975), «Animals» (1977) o «The Wall» (1979), casí nada para este yayo de 74 primaveras. En un Wizink con una fenomenal entrada el jueves y con un lleno el viernes, con los veinte minutillos de demora de rigor los latidos nuestros se empezaron a acelerar de forma progresiva sonando «Speak to me/Breathe (In The Air)», comprobamos que esto iba a ser la hostia por como petaba «Uno de Estos Días» voy a cortarte en pedacitos….y es que Pink Floyd y por ende Waters no hacen prisioneros en sus bolos.
«Time» nos destrozó la conciencia como nos la destroza el despertador todas las mañanas de esta perra vida. Vaya bandón que acompaña a Rogelio….otro poquito de respiración a modo de reprise y «The Great Gig In The sky» para entrar en éxtasis con los coros de Jess Wolfe y Holly Laessig (Lucius). La maquina de Waters está exquisitamente engrasada » Welcome To The Machine» nos mostró a golpe de sintetizador y guitarra procesada su historia de desencanto con la industria musical. Comenzó la parte del bolo dedicado a su último disco, «When we were young», «Dèjá Vu», «The Last Refugee» y «Picture That», guitarras acústicas en ristre y momento para algunos para hacer un completo (Baño, tienda y bar), y seguir asimilando el tamaño del montaje audiovisual de este espectáculo que nos propone de nuevo Waters. De lo mejorcito que he visto este año y en tiempo…, el montaje de Metallica me flipó también. Espectacular pantalla y muro que seccionaba el recinto en dos proyectando una carga de imagenes que se te tatuan en la memoria.
La banda que estuvo inconmensurable esta formada por Joey Waronker a la batería, Jonathan Wilson, con maravillosos álbumes en solitario, a la guitarra y voz solventando la papeleta Gilmour de manera sobresaliente, Gus Seyffert al bajo y voz, Dave Kilminster a la guitarra, Bo Koster al Hammond y piano, Lucius (Jess Wolfe & Holly Laessig) haciendo fantásticas vocales, Ian Ritchie al saxofón y Jon Carin a los teclados y guitarra. Arreón floydiano con «Wish You Were Here » embobados con las pantallas 4K y flipando en colores, «The Happiest Days Of Our Lives / Another Brick In the Wall II», «Another Brick In the Wall III» a ritmo militar cómo en Guantánamo vestidos desfilaron.
El segundo show en Madrid es prácticamente clavado al segundo en todo, salvo en cambios que introduce Roger principalmente metiendo temas propios para interpretar la segunda noche el triplete consecutivo «Wait For Her», «Oceans Apart» y «Part Of Me Died» por «Mother«. Esto último sí que es una faena gorda para los fans del viernes. Porque la versión del tema del El Muro que se casca Waters con la acústica nos dejo a sus pies el jueves y se echó mucho de menos el viernes. No debería haberla sacado del set bajo ningún concepto. Quizá podría haberla tocado después de ese trío y antes de «Confortably Numb».
Roger Waters es un alma especial. De esas que consideramos tocadas por el Dios de la música. Desde los 60 fue el motor de LA BANDA de rock sinfónico y progresivo por excelencia. Probablemente la mejor banda de esos géneros de todos los tiempos. Con discos emblemáticos que permanecen en la retina y en el imaginario colectivo de más de medio mundo. Otro de esos regalos que nos han dejado las islas británicas para siempre. Podríamos escribir artículos enteros dedicados a cada una de sus lonchas. Todas son clásicos en sí. Obras maestras inapelables. «The Wall» es una obra tan magna que se estudia en las universidades por todas sus connotaciones políticas e históricas. «Wish You Were Here» y «The Dark Side Of The Moon» son viajes colosales y tan distintos que sólo un genio puede parirlas. En esta gira tenemos la suerte de que se centre mucho en «Animals», que le sirve de pie perfecto para criticar el mundo y sus dirigentes. Qué grande es escuchar «Dogs» y todos los «Pigs» en directo con esa gigantesca fábrica haciéndose realidad mediante escenografía ante nosotros. Puede que la portada de» Animals» en el LP gatefold sea de las más bonitas del rock cuando la ves en todo su esplendor desplegada. Orwel nos dejó a todos su profecia, Waters traspola al tiempo a el profeta.
Qué habría pasado si Syd Barrett siguiera vivo. Si hubiera completado su viaje terrenal de la mano de Waters y compañía. No lo sabemos. Puede que la muerte de Syd habilitara tanto dolor en la cabeza de Waters que ha sido el catalizador de toda una bestialidad creativa. Atrás quedan con dolor también, en la mente de todos los fans las trifulcas entre los egos de Gilmour y Roger. Aquellas peleas por el nombre que empañaron todo lo creado y que pusieron en peligro tantas y tantas cosas. Seguimos rezando por la reunión tan esperada en la que por el capricho de los genios ya no estará tampoco el gran Richard Wright. Podemos estar hablando de Pink Floyd y de los mitos y leyendas alrededor de ellos horas y horas. Pero esta vez, os dejamos simplemente la curiosidad de la leyenda urbana que reza que «The Dark Side Of The Moon» no es más que la banda sonora del clásico de «El Mago de Oz» ya que su letra sirve de narración a la cinta, en al versión que se ha dado a conocer como «The Dark Side Of The Rainbow» Como esta tendríamos mil que contar, pero como decía Michael Ende, «esa ya es otra historia!»
Siempre lloro en todos los conciertos de Roger Waters y David Gilmour que he presenciado por separado. Eso nunca falla. Puede ser en «Breathe», puede ser en «Confortably Numb», pero siempre es. Una emoción incontenible que remueve por dentro y destroza a la vez que te hace feliz. El cabrón de Waters aprovecha esa maestría para hurgar en nuestras conciencias y sembrar el mensaje político. Intenta despertarnos para que nos volvamos en contra de los cerdos que nos gobiernan, de los estados que nos desangran, de los ricos que nos hunden para hacerse más ricos. Trata de hacernos entender que no hay mayor esclavitud que la de aquel al que le han convencido para sentirse libre.
Mucha controversia en estos mensajes cuando vas a un show en el que hay precios de entradas medio normales cercanos a los 200€ y donde los pósters cuestan 45€ y la camiseta más baratas 35€. Podríamos lanzarle algún que otro mensajito al bueno de Waters. Pero también sería injusto quitarle la razón, porque muchos otros artistas y bandas a su altura en cuanto a celebridad cobran lo mismo y no evangelizan una mierda. Me quedo con su buena labor de tratar de enseñarnos a vivir primero y a arreglar después este mundo de mierda que permite que Donald Trump campe a sus anchas en la nación más poderosa del mundo. Una sociedad basada en la apariencia y el consumo que se auto-destruye día a día. Roger Waters dejó en nuestro subconsciente un recuerdo imborrable y un bolo de 5 estrellas lujo.
La raíz de los conflictos armados, la revolución digital y las injusticias son la base de los símbolos con los que Waters invita al mundo a reencontrar la conexión entre los seres humanos, con tolerancia y empatía. Con el mensaje anti-semita, Waters da de lleno en el blanco porque ahí hay mucha tela que cortar en cuanto a cinismos, falsedades y fascismos desde un lado del mundo que debería ser el más tolerante por todo lo que han vivido en sus carnes. Pero, amigos, poderoso caballero es don dinero, «Money».
Texto, Fotos y Vídeo: Jabier Rioboó – Javier Naranjo
