Antes de meternos en los porqués y los cómos, y para que nadie se deje llevar por el juicio fácil, que quede claro… Conciertazo de Kiefer Sutherland el pasado sábado en la sala Barceló de Madrid, se lo dice alguien que iba temiéndose lo peor. A pesar de que la mayoría esperábamos una presentación en toda regla de Down In A Hole, el canadiense sólo interpretó seis temas de los once que componen su último álbum.
Decidió en su lugar incluir hasta cinco canciones aún no disponibles para el gran público como Run To Him, tema con el que abrió la noche, algunas de trabajos anteriores, y rindió homenaje a dos grandes del oficio como son Tom Petty y Bob Dylan con maravillosas adaptaciones de Honey Bee y Knockin’ On Heavens Door.
El Country, estilo que Sutherland demostró respirar por los cuatro costados, es contradictorio en tanto en cuanto pesa en las manos pero aligera el alma. El peso lo puso la banda, Primer acierto de Kiefer ya que no ha contratado a cuatro músicos, ha juntado una banda. Jess Calcaterra a la batería sabe que para ser buen baterista de Country hay que saber llegar tarde, siempre retrasando el beat lo justo para que la cosa adquiera ese punto de profundidad extra. Joe Delaoseph es un bajista de esos que camina, y camina, y camina, de los que si no te dicen que está ahí ni te enterás, pero sin el cual la casa se caería por su propio peso. Mike Gurley y Austin Charles lo tienen todo; solos, riffs, coros -qué coros!-, poderío, sonido, buen gusto… pero sobre todo dieron una lección de aquello de, si se hace con criterio, menos es siempre más.
Y cómo se aligera el alma? Muy fácil, el artista Country cuenta sus miserias de tal manera que al compartirlas con quien le presta una oreja, éstas, aunque sea por un rato, se disuelven y lo que queda son noches de alegrías, energía y emociones a flor de piel. Kiefer esto lo sabe y lo hace como nadie. A pesar de ser uno de esos estandartes de la industria Hollywoodiense que dejan de envejecer a los cuarenta y que al chico dentro de lo cabe no le ha ido mal, le ha pasado de todo.
Por ejemplo en Down In A Hole, canción con la que se despidió por primera vez antes de los bises y que da nombré al álbum, habla de la rabia y abandono que sintió ante la muerte de un amigo. En este momento del show ya no estábamos escuchando Country, sino Rock Fronterizo Californiano. Quédense un par de horas atascados en la 101 intentando cruzar el Valle de San Fernando a las tres de la tarde en pleno Agosto y entenderán porque este estilo nace en el sur de California y porque es el perfecto para expresar rabia.
Kiefer es un gran contador de historias, un grandísimo compositor y un aún mejor showman. Hacía tiempo que no veía a un artista conectar así con su público.
Texto por Rafa Noriega Muñoz.
Fotos y vídeos por Paula Rodríguez.
