Eli «Paperboy» Reed, el chico del quinto derecha

Hace una década alguien me pasó un disco de lo que se suponía era un nuevo valor del soul. Lo escuché una vez, un poco de pasada, y lo devolví con un comentario que todavía recuerdo: “está bien, pero le falta un hervor”. Habría olvidado el nombre del músico si no hubiera sido por lo llamativo de su sobrenombre: “Paperboy”. Estas dos últimas semanas me he preguntado qué me pasó entonces para no apreciar suficientemente aquella música, diciéndome para tratar de justificarme que posiblemente los momentos vitales de uno mismo tienen que ver algo en estas cosas.

Eli Paperboy Reed, Alicante 2018 (02)

El caso es que al terminar el concierto de Eli “Paperboy de este martes 12 de junio uno de los habituales de la Sala Stereo me comentaba que le había visto hacía algunos años en Madrid y le había dejado bastante frío, como falto de fuelle. Estaba claro que esperábamos más entonces, y ahora habíamos recibido lo esperado y con creces. Como a veces sucede, se nos vendió con tanto entusiasmo la aparición del muchacho de Boston que las expectativas superaron a los hechos. Curiosamente, mientras los que le habían encumbrado le abandonaron, él creció musicalmente, exploró nuevos territorios y nosotros, los decepcionados, empezamos a valorarlo cada vez más.

Anoche (12 junio) Eli Reed nos dio varias lecciones en una sola, talento, profesionalidad y bonhomía. Se presentó revisando su pasado con un magnífico combo de metales arrancado de las entrañas de Brooklyn, la “High & Mighty Brass Band”, que lanzó sus canciones cuesta abajo, rodando imparables, dando nuevo lustre a diez años de trato con la música.

Eli Paperboy Reed, Alicante 2018 (03)

Por allí pasaron temas como “Name calling”, en los que su voz se paseaba sobre un mar de sonido, o “Walkin’ and talkin’ (for my baby)” en los que se servía de ella para agitarlo en olas que se nos venían encima desde cualquier parte del escenario. Al Este los trombones, al Oeste las trompetas, en el Norte ese bajo gigantesco y desacostumbrado que no tenía cuatro cuerdas sino forma de tuba. Y las percusiones, doblemente, completaban un festival que, bienvenido fuese, se celebraba en martes, un día como otro en una semana laborable como son casi todas.

Eli Paperboy Reed, Alicante 2018 (13)

Hay un axioma que dice que las buenas canciones son por encima de todo buenas canciones y con ellas puedes hacer lo que quieras, siempre que lo hagas bien, y Eli “Paperboy” Reed demostró que las suyas lo son y que con ellas hace lo que quiere y lo hace bien, muy bien. Pudimos perdernos esa prueba empírica porque nueve días antes se dislocó una rodilla en accidente de carretera, pero él no es de los que se echa atrás, no canceló ninguna fecha y si había que cantar sentado se cantaría sentado.

Eli Paperboy Reed, Alicante 2018 (06)

No hizo falta, aunque apareció en escena arrastrando una pierna se hizo el amo del eje que parte la sala en dos, empuñó el micro, se aferró a su guitarra, y abrió el grifo por el que una corriente de soul sudoroso y brillante, metálico y caliente, inundó la noche. Desde sus treinta y seis años mira el mundo con ojos de adolescente asombrado, regala su sonrisa incluso para pedir silencio (a los de siempre) o expulsar de la sala a quien está fumando y molestando, molestando y fumando (el de siempre).

Eli Paperboy Reed, Alicante 2018 (09)

Eli Reed, sonriente y afable, ya hace tiempo que no es el chico del periódico, pero tiene ese aire que te recuerda al vecino del quinto, ese buen chaval que te ayuda a entrar la compra cuando vas cargado y que además canta con mucho swing canciones que te hacen la vida más feliz.

Fotos y vídeos por Juan J. Vicedo.

Eli Paperboy Reed, Alicante 2018 (17)

 

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