Sonidos Líquidos 2018 ha sido un festival atípico. Siempre lo ha sido. Organizado por Arenao C&M y el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Lanzarote, el festival se viene desarrollando en dos fases, las Malvasía Volcánica Experience y el Malvasía Volcánica Weekend.
Sonidos Líquidos, el festival y Lanzarote
La isla de Lanzarote es un lugar impresionante. Pesquera, agrícola y turística a la vez, es una isla con mucho carisma. Conscientes de estar en uno de los extremos de Europa y poseedores de un patrimonio cultural, histórico y natural de primera magnitud, este festival se nutre de la impronta que esto supone. En el centro de todo este entramado se encuentran el vino y el Paraje Protegido de La Geria, Patrimonio de la Humanidad, lugar donde se encuentran las bodegas en las que se realizan los conciertos.
Desde bien entrado marzo se han desarrollado las jornadas Malvasía Volcánica Experience; eventos con un solo artista o banda en una bodega del Consejo. Entre cielo y volcanes, entre gastronomía y cultura. Primero le tocó el turno a Morgan y Bodega La Florida. Le siguió, Rufus T. Firefly y la Bodega El Grifo en abril. Y a finales de mayo le tocó el turno a Ángel Stanich Band en el Monumento al Campesino.
Por último, a modo de clausura, se desarrolló el Malvasía Volcánica Weekend, los pasados 8 y 9 de junio de 2018. Dos jornadas de conciertos que constituyeron una magnífica propuesta de ocio cultural y esparcimiento.
Primer día, Arrecife, Fradejas a los mandosLlegué a la Plaza del Almacén sin saber nada de LANAVE, grupo lanzaroteño. Eso sí que lo sabía. Mi perplejidad creció cuando vi a Santiago Aguilar a los teclados (palabras mayores). Y es que danza, teatro, cine y música en todas sus variantes. Utilizaré aquí un vocablo canario que me encanta por lo enrevesado; y es que el chico este es un “desinquieto”, en el mejor sentido de la palabra. Su presencia junto a su hermano indicaba el nivel del evento. De sus temas me gusto especialmente “Quien”. Me parecieron unos artesanos rítmicos con mucho porvenir. Prometo estar atento a sus próximos movimientos. El cuarteto guitarra, batería, bajo y teclados fue de menos a más. Al principio no gozó de un sonido perfecto pero se fue tornando en nítido. Melodías agradables mientras entraba la noche amenizaron muy correctamente nuestra espera de la banda argentina a la cual le tenía muchas ganas.
Ahora me acuerdo que fui tan feliz, tan feliz escuchando a los de La Plata.Hace un tiempo mi gran amigo Iván me llamaba tras salir de un concierto de ellos, y me decía: «ya tengo nuevo grupo favorito». Aquella afirmación me resultó cuanto menos exagerada, pero Ivy -al que conozco hace 30 años- no es de los que exagera. Ahora sé que Santiago Motorizado y los suyos gozan de un directo extraordinario. Salí maravillado con su propuesta, un regalo previo al festival que sucedió gracias a Sonidos Líquidos. Ya en el minuto uno gocé pensando en lo que se avecinaba, una propuesta sencilla y seria con una cruda estética, con cinco tipos impasibles, pero con esa atmósfera luminosa y rotunda. Son cancionesLas canciones están por encima de la banda, luces o movimientos de los integrantes que son secundarios porque los tonos y sonidos son los absolutos protagonistas. Deslumbran tanto en su lado más roquero como en su tempo más perezoso. Han conseguido una instrumentalización rica y sofisticada, donde los matices y distorsiones son recibidos con total armonía. Y la voz se erige en estrella identitaria (se entiende absolutamente todo). La atmósfera te envuelve, se te hace pegadiza, y sobre todo la emoción de su lírica se hace franca y entrañable.
Cuando suenan “Chica de Oro” o “Chica rutera” la situación se me antoja ya épica e inolvidable. Y, como no, todos los éxitos de su último álbum que para mí -y aquí no me considero subjetivo- es sin duda el mejor álbum en castellano del pasado 2017. Mujeres bellas y fuertes danzaban en las primeras filas en una noche que será eterna en mi recuerdo. Esta noche fue especial, tan brillante como el oro en la oscuridad. Soy seguidor del grupo, pero llevo unos días en bucle escuchándolos. Y no puedo parar. Han subido mucho en mi escalafón personal y me atrevo a decir sin titubeos que son el mejor grupo argentino de la galaxia. Obviamente cegado por mi pasión y subjetividad. Y no me importa si está bien o está mal. Y aquí sigo con mi sonrisa interna de felicidad, como si España hubiese vuelto a ganar el mundial. Sois un puto tesoro, quiero volver a verles El Mato a un Policía Motorizado. En resumen una banda delicada y llena de matices, con esa especie de haikus maravillosos. Nos ha dejado una huella para siempre. Son un cóctel de melancolía, angustia, amor, violencia, psicodelia, pop, terror, pero esos estribillos a priori distantes, me son tremendamente cercanos. Me tocan, me envuelven y me hacen danzar con esa tonta sensación de libertad. José Fradejas Fernández |
||
Segundo día, Bodega La Geria.
Y amaneneció un nuevo día en el Charco de San Ginés. Mercadillo, calamares, fresas deliciosas y buen vino. Siempre vino. Todo listo para coger las guaguas (ya saben, son los autobuses por estas tierras) que la organización dispuso para los traslados a la Bodega La Geria. A la organización del festival -que ha disparado muy alto y ha dado en la diana- le suponemos un gran esfuerzo para conseguir que todo esto funcionase en un entorno natural con un nivel de protección tan riguroso.
Llegamos a la bodega justo antes de las 16:00. El recinto bien acotado, discreto y suficientemente equipado. Absolutamente todo el personal de la organización, conscientes de estar participando en algo realmente bueno, se volcó en que todo funcionase mejor. Sonrisas, amabilidad y muy buen rollo.
Kardomillo
La primera sorpresa del evento. Esta banda de Lanzarote, con su legión de seguidores, es de esas bandas que llevan mucho tiempo trabajando (al menos 10 años) y no se sabe de ellas fuera de su círculo. Con su estilo particular, sus temas «Odio el reggaeton» y «No me hables de amor» junto a sus ovaciones grabadas y actitud jocosa, desataron la euforia del público. Supieron calentar el ambiente y ponernos en marcha. Hicieron bien su encomienda.
Texxcoco
Según su sello, es la banda de moda en la escena rock independiente española. Dirty Rock Magazine los ha seguido y apoyado desde sus comienzos. Seguramete son la banda canaria de Rock con más trabajo y con todo el potencial para convertirse en un grupo internacional. La casi insolente y rabiosa intensidad de Adriana, su front woman, captó la atención del público que languidecía por momentos. Tocaron con el sol aún en lo alto y quizás eso no les ayudó demasiado. Pensé en Dover. ¿Cuánto hace que se retiraron?
Arístides Moreno y Vive la Fête
Esta fue mi segunda sorpresa. Vive la Fête se cayeron del cartel. Los belgas, que tenían previsto cerrar el festival con su experiencia de más de 20 años, perdieron el vuelo a la isla. Robos y perdida de documentación parecen los motivos. La tercera sorpresa fue la estrategia del festival para solventar este incidente totalmente ajeno a su voluntad. El artista grancanario Arístides Moreno, que tenía previsto actuar entre conciertos, se subió al escenario principal. Solo. Con su guitarra, su humor, su ironía y su crítica, su actitud vital, se metió al respetable en el bolsillo. El público feliz y entregado gritaba «menos mal que viniste». Otra grata sorpresa (aunque no cantara «Agua con gas»).
La continuidad
Ardorosos y felices, yendo y viniendo a las diferentes barras (¡una con un escenario encima!) y cantinas donde se podían comer gran variedad de productos, llegó el cambio de guardia. Durante las transiciones entre artistas, en ese pequeño escenario sobre una de las barras, actuó, en dos ocasiones, la Nueva Tralla Canalla. Uno no sabe cómo enfrentarse a una banda que pregona «Raphael es dios y Camilo Sesto su profeta». Pensé en salir corriendo. Pero me contuve y me divertí. Mi estimada Eva Olvido también se encargó de amenizar los descansos con su selección musical. Todo para mantener expectación e intensidad entre los asistentes.
Metal, metal, metal, voz y guitarra
Y llegó el momento de Eli «Paperboy Reed» y la, como poco, formidable High & Mighty Brass Band. El de Boston, con una impactante férula en la pierna derecha, nos desgranó el repertorio sacudiendo nuestras almas. Nos hizo reír y nos hizo bailar mostrando su cuarto trabajo. Disfrutamos del dinamismo y alegría transmitidos. La calidad y calidez de los metales. Una tuba sustituyendo al bajo. La elegancia y fuerza de su voz y la guitarra. La entrega de todos sobre el escenario. La alegría transferida desde su taburete a modo de púlpito. Una homilía desde el alma hasta los corazones de todas las ovejas descarriadas que bailábamos entregados a su magnetismo. Pasó como un suspiro. Pura satisfacción.
Recuperamos el pulso, restablecimos los niveles. Vimos a personal de la organización recogiendo colillas del suelo de negro picón, la alfombra que dejaron los volcanes en casi todo Lanzarone. Nos pellizcamos el brazo para ver si era cierto. Lo era, lo era…
Elegancia anglosajona
Llegaron The Fratellis. Desde Escocia, con todo su carisma y su presencia. Los hermanos Fratelli hicieron las delicias del numeroso público británico que se agolpada en la barrera del foso. Sin perder detalle de lo que acontecía sobre las tablas, nos bañamos en el manantial de seguridad británica y presencia escénica.
Han cambiado mucho desde que los vi actuar por última vez. Será el tiempo, será la falta de hierro, no lo sé. Pero vi unos The Fratellis diferentes. Buenos, sólidos, correctos. Pero con algo menos de desparpajo. Con todo, dieron un buen concierto. Cerrando con su más que clásico «Chelsea Dagger», que terminó por explotar como un fuego de artificio desatando la locura del respetable.
Desde Galicia con amor
Reestructurado el cartel del festival, tras la caída de Vive la Fête, Los gallegos Novedades Carminha pusieron el broche final al festival. Los autores de «El vivo al baile» o «Te quiero igual» dieron muestras de su saber hacer.
Sus frases potentes y sus estribillos afilados nos mantuvieron entretenidos y despiertos todo el tiempo. La genuina mezcla gallega entre de Siniestro y Pegamoides, con melodías pegadizas y muchas ganas de bailar, hizo de su actuación un excelente final de fiesta. Unos riffs claros y sencillos y una línea de bajo que me gustó especialmente. Fue como viajar a los ochenta pero sin ir. Un sonido de antaño bien fresco y actualizado. ¡Que dios reparta fuerte!
Sonidos Líquidos 2018 ha cumplido mis expectativas. Ha puesto el listón muy alto a todos los festivales que están por venir en Canarias este verano. Ha puesto su puñadito de picón para que la isla de Lanzarote sea un poco más visible desde ese lado difícil de entender por algunos como negocio: el ocio cultural. Pero por encima de todo me lo ha hecho pasar francamente bien. Cultura, tradición, música, naturaleza y mucha diversión. Es una oportunidad que no deben perderse.
(No dejen de ojear la galería)
Textos: José Fradejas y Jesús Villa
Fotos: Jesús Villa
