Sonorama Ribera 2018: crónica de un festival imparable

El Sonorama Ribera 2018 llegó, en la de este año, a su vigesimoprimera edición totalmente consolidado como una de las citas indispensables del verano. Como se señalaba desde la organización, hubo que cerrar la venta de bonos para conseguir que el recinto no acabara sobrepasado por la asistencia de público. De cara a 2019, se espera poder realizar una mudanza hacia un espacio mayor que haga posible seguir creciendo de manera sostenible a este evento. 100.000 asistentes en cinco días es una cifra espectacular, pero la marca Sonorama Ribera puede seguir creciendo en los próximos años.

El cartel de Sonorama es prácticamente inabarcable: 120 conciertos que se alargan desde las doce del mediodía hasta las cinco de la mañana, DJs,… Y las novedades de esta edición: Sonorama Baby, espacio para los más pequeños y Escenario Humor Ron Negrita, carpa destinada a albergar algunos de los mejores monologuistas del estado. Teniendo en cuenta el ajustado precio del bono, nadie puede ofrecer más por menos.

gente+

Comenzamos la jornada del jueves asistiendo al concierto de Joana Serrat. Toda una lección de americana a cargo de una de nuestras artistas más internacionales. Apoyada por una banda realmente consistente, presentó los mejores temas de su repertorio ante un público creciente debido al horario.. Su último disco, Dripping Springs, fue el más representado, con temas como Trapped in the Fog o Western Cold Wind. Joana sigue su carrera ascendente. Veremos adonde le llevan sus pasos.

joana

Después de curiosear en la propuesta de Soleá Morente y Napoleón Solo, una mezcla interesante de estilos, pero que no acaba de llegarnos, fuimos a ver a Arco. El granadino,  antiguo líder de El Puchero del Hortelano, con su estilo que va del rock andaluz a la canción melódica, pasando por cierto aires a Extremoduro; dio un recital impecable ante unos fans entregados. Seguro que ganó más de uno con sus canciones pegadizas.

Mientras, en el escenario principal, cundía la impaciencia ante el retraso de El Cigala. Por fin, con unos 45 minutos de retraso, salió cubata en mano y con pocas ganas de hacer justicia a un disco histórico como es Lagrimas Negras. Como dijeron posteriormente en la organización, sabían que se corría ese riesgo al contratar a un artista tan imprevisible. Y la verdad es que no superó con nota su presencia en Sonorama. Al contrario, tuvo momentos de vergüenza ajena. El retraso del Cigala repercutió en Neuman, que vieron recortada sustancialmente la duración de su recital. Paco Román no pudo disimular su enfado en los primeros temas (y casi últimos) de su concierto, que finalmente fue remontando el vuelo.

cigala

A Enrique Bunbury no se le puede reprochar nada, si acaso un sonido un poco alborotado y lleno de graves en muchos momentos del recital. Convertido por derecho propio en la mayor estrella del rock español (con permiso del renacido Loquillo), se dio un baño de multitudes en la noche arandina. Presentando algunas canciones de su último disco, los momentos álgidos llegaron cuando revisitó a los Héroes del Silencio (Maldito duende, Mar Adentro y una desacertada adaptación de Heroe de Leyenda). La banda, aun sin llegar al nivel de El Huracán Ambulante, tiene una versatilidad que hace que Enrique pase de sonidos hardrockeros a latinos con facilidad.

bunbury

Mikel Erentxun, acompañado de una banda en la que destacaban Fernando Macaya (los Deltonos) y Marina Iñesta (Repion), dio un repaso a sus temas más conocidos. Como dijo en la rueda de prensa anterior, saliendo después de Bunbury , es la única manera de no pasar desapercibido. A un minuto de ti, Cicatrices, En Algún Lugar, Cien Gaviotas,…  apuestas seguras para un concierto solvente y profesional. Cerramos la primera noche con Los Deltonos. Favoritos de nuestra publicación, no hay mucho que decir que no hayamos dicho ya. Hendrik y los suyos (Macaya de nuevo, ahora a la guitarra) pusieron la nota más purista del día y nos dejaron un gran sabor de boca, aunque está claro que es una banda muchísimo más disfrutable en salas y el Sonorama no es su entorno ideal.

deltonos

El viernes fueron The Subways los encargados de abrir el escenario principal. Mal horario para una banda que, a nuestro juicio, dieron uno de los mejores bolos del festival. Un repaso por los mejores temas de su repertorio, culminados con ese Rock & Roll Queen, posiblemente su canción más conocida. La hiperactiva Charlotte Cooper y un comunicativo Billy Lund superaron en empaque a su ídolo Liam (reconocieron que escuchar a Oasis de jovencitos les había llevado a formar la banda).

subways

Ángel Stanich es uno de esos tipos que han crecido con el festival. El cántabro presentó su reciente Antigua y Barbuda, por fin, desde el escenario principal. Nos puede gustar más o menos, pero su triunfo es el de la constancia. Antes de acabar su concierto, nos acercamos a ver a Smile. Su evolución y los cambios de formación les han sentado de maravilla. Uno de los mejores momentos del festival. John Franks es uno de los frontmans más divertidos y entregados del panorama (bajó varias veces al público, jugándose el tipo en alguna ocasión) y es indudable que Happy Accidents, superada la sorpresa inicial, está lleno de grandes canciones. Y así, soltando un hit detrás de otro, coreadísimos por un nutrido grupo de fans, transcurrió un concierto que se nos hizo muy corto. Mientras tanto, en otro de los escenarios, L.A. daban, según nos contaron, un enorme concierto. Pero en Sonorama, amigos, es imposible llegar a todo.

smile

Desde Granada, José Ignacio Lapido salió a matar. Con su banda habitual, allstars de la escena granadina, dio un repaso a algunas de sus canciones más energéticas, sin dar apenas tregua entre tema y tema. Hubo momentos para todas las épocas de su ya larga discografía (desde Luz de ciudades en Llamas hasta Cuidado, pasando por Noticias del Infierno) y momentos de lucimiento para toda la banda, destacando sus habituales duelos de guitarras con Víctor Sánchez.  Jacinto Ríos (091), que suele adoptar un papel más secundario en los conciertos de Lapido, se vio más suelto en esta ocasión.

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No sé hasta qué punto Morcheeba era una banda ideal para Sonorama, pero el concierto que dieron fue muy profesional. Han pasado más de veinte años desde que los viera, en su época trip hop, y siempre tuvieron algo distinto, más soul que sus contemporáneos. Han seguido ese camino y son una banda elegante como pocas. Pero el público estaba esperando a Liam Gallagher, la estrella del viernes. Opiniones para todos los gustos. Hay que empezar reconociendo que el verdadero talento de la familia es Noel. Partiendo de ello, y sin tener grandes expectativas, fue un buen recital, con una banda muy solvente que arropó al mancuniano de manera correcta mientras éste, pura pose, alternó buenos momentos con desastres vocales o momentos para el postureo, como esa interrupción del coreadísimo Wonderwall (que parece ser ya parte del espectáculo, aunque se vendiera en los grandes medios como un berrinche de la estrellita). De todas formas, si tuviera que elegir ahora, posiblemente hubiera optado por ir a ver a La Plata, una banda a reivindicar.

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Pudimos ver un rato a Milky Chance (parecen, sinceramente, una one hit wonder band) y New Day (hay vida después de Dover, sin duda), pero era momento de descansar un rato antes del concierto de La M.O.D.A. Ejemplo de banda que ha crecido a base de sudor y de recorrer escenarios, el baño de masas que se dieron los chicos no puede ser más merecido. Es incluso complicado analizar musicalmente el concierto ya que fue un karaoke colectivo y, en ocasiones, era complicado escuchar a la propia banda, que tiene muchos más matices de los que se pudieron disfrutar en Aranda. Difícil cuando estás rodeado de un público enloquecido. Un recuerdo para esa chica que intentó incansablemente que me metiera tan dentro de las canciones como ella sin conseguirlo. Si lees esto, te invito a una cerveza (o un calimocho, si prefieres) el año que viene.  Convertidos en los héroes del viernes, la Maravillosa Orquesta del Alcohol cerró con ese nuevo clásico del rock en castellano que es Héroes del Sábado.

moda

 

Todavía nos quedaba un poco de energía para comprobar por qué Viva Suecia se han establecido como una de las bandas más importantes del indie español.  Y sí, realmente tienen algo que les diferencia del resto. Y sobre el escenario están bastante por encima de la media. Un triunfo merecido y un techo que todavía está por alcanzar.

vivasuecia

Comienzo del sábado con Mi Capitán. Otra de esas bandas que merecían un horario mejor. Es uno de eso grupos que  no buscan nada especial, más allá de hacer buenas canciones. Posiblemente una referencia sean los Rodriguez (de hecho, versionaron a Calamaro). Gonçal Planas sabe lo que se trae entre manos, sabe vestir de domingo cualquier idea y tiene una agenda llena de buenos músicos, que aprovecha para llenar el escenario de instrumentistas que elevan sus canciones sin aparente esfuerzo. Una de esa formaciones que darán que hablar en los próximos años.

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Maga son ya unos clásicos de la escena. Resurgidos de sus cenizas, llevaron a Sonorama la felicidad de volver a estar juntos. Los sevillanos son una banda que es al indie lo que 091 al rock (favoritos y gran influencia de músicos pero no valorados en su justa medida por el gran público). Aunque los prefiero en sala, dieron un concierto estupendo, reivindicando su posición y repasando sus temas más conocidos. Sidecars llenaron el escenario con sus melodías rockeras, con canciones sencillas y efectivas, culminadas por ese Tu Mejor Pesadilla y Soy Fan de Ti, que sigue siendo su tema más representativo. Rock de radiofórmula, sin más.

Uno de los grandes momentos del sábado fue comprobar que Xoel López se ha convertido en una estrella del pop español sin renunciar a su mirada de artesano. Respaldado por una numerosa banda, presentó canciones de su último trabajo (Jaguar, Madrid,…), así como alguno de sus clásicos. Un show muy musical, con mucha presencia de sonidos tropicales y un riesgo que, posiblemente, ya se puede permitir. Para los que empezamos a escucharle en tiempos de la Elephant Band, verlo allí, con el público coreando incluso su tema en galego, (A Serea e o Mariñeiro) es una satisfacción. A veces -sólo a veces-, el talento es recompensado en su justa medida.

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Ver a Xoel nos dejó con las ganas de ver el siempre divertido show de Los Punsetes. Y, también, el de Josele Santiago, al que habíamos disfrutado recientemente en sala. Llegamos al final. Elegancia castiza poniendo el contrapunto rockero a una noche llena de pop. No, no vimos a Izal. Y fuimos casi los únicos.  Con el recinto lleno, era un buen momento para cenar mientras disfrutábamos del energético rock de Texxcoco. La banda canaria, encabezada por Adriana Moscoso, es una de las nuevas apuestas de Subterfuge. El rock alternativo está volviendo con fuerza y este es uno de los grupos que nos lo recuerdan. La polémica de su censura en Youtube no debería apartarnos de lo verdaderamente interesante: sus canciones.

 

Cómo pasa el tiempo: Arizona Baby son ya unos veteranos. Parece que fuera ayer cuando nos dijeron que unos chavales de Valladolid tenían una banda que no tenía nada que envidiar a las americanas. Sin ya nada que demostrar, lidiaron con un horario muy complicado (ideal para cenar entre Izal y Dorian) y llenaron el recinto con su característico sonido, con tiempo para sus clásicos y para algún nuevo tema, con un disco que ya está al caer. Como bien dicen ellos, “nosotros no hacemos stories de Instagram, nosotros hacemos música”. Pues eso…

arizona

Dorian no es lo mío. Rock electrónico con letras presuntuosas pero que no despegan. Tienen varios hits que fueron muy coreados, pero reconozco que presté más atención a ciertas historias del público que tenía a mi alrededor que a su concierto. Lo mismo se puede decir del concierto de Nunatak. Lo de Nancys Rubias ya es para llenar un capítulo de Cuarto Milenio. Que la gente pueda disfrutar con esto… Mucha estética y más playback. Un buen momento para hacerse un selfie con los amigos y salir guapo en Instagram con el Vaquerizo de fondo. Ay, la moda de los selfies … daría para un largo artículo.

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Mejor volvamos a la música, con los californianos Vintage Trouble. Allí estábamos todos los rockeros de Sonorama, sabiendo que era nuestro concierto del día. Carismáticos como ellos solos, supieron enganchar desde el principio con nosotros, haciéndonos dar palmas, bailar, saltar y llevar en volandas a Ty Taylor desde la torre de sonido hasta el escenario. Y así, cuando parecía que el concierto acababa de empezar, llegó la hora de despedirse. Es decir, que el tiempo  se nos pasó volando. Einstein tenía razón: el tiempo es moldeable. ¡Os aseguro que no dura lo mismo una hora de Dorian que una hora de Vintage Trouble!

vintageY no, no llegamos a más. Nos hubiera gustado ver a Desvariados, a Nat Simons, a La Bien querida, a Salto, a Repion, a Dead Bronco, a Ricardo Lezón,… pero fue imposible. Esto da muestra de la heterogeneidad de un festival en el que hay hueco para todo y para todos. Incluso para que el concierto sorpresa del domingo sea el de Taburete.

Para finalizar, recuerdo una frase muy socorrida entre los asistentes. Es esa que dice que “la vida es eso que pasa entre Sonorama y Sonorama”. Pero yo, queridos amigos, os recomiendo que no dejéis que vuestra vida sea tan aburrida. En otoño, invierno y primavera, hay unos recintos llamados “salas” donde muchas de estas bandas dan conciertos.  Apoyar a la escena local es muy importante. Os animo a hacerlo, las satisfacciones suelen ser enormes.

salto

 

Fotografías: Javier Casamor / Sonorama Ribera

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