Noches perfectas de blues en Moratalaz

El Primer Festival Internacional de Blues de Moratalaz inició la fiesta al caer la tarde del viernes de forma espectacular.  Shanna Waterstown arrancó con fuerza descomunal arropada por una base rítmica demoledora que permitió lucirse al fenómeno neoyorquino de las seis cuerda que deslumbró a las 2.000 personas que gozaron de la sesión. Con puntualidad exquisita tomó el relevo Lluis Coloma, que elevó a la estratosfera el alto listón que había dejado la cantante de Florida. Fue el delirio.

Lluís Coloma Trío Moratalaz Blues

El piano dominó el resto de la noche, porque el mago de boguie boguie vivió una epifanía que enloqueció a las audiencias (jóvenes, maduros, niños a mansalva…). El Festival llegó al cielo cuando Mitch Woods compartió las 88 teclas con Coloma y se llegó a la recta final con una entrega absoluta del barrio. Sólo faltaba el saxo y apareció por la puerta grande. Woods arrasó con una sabiduría atesorada en cientos de salas de Nueva Orleans. Sesión imborrable para la historia del Blues en nuestro país.

Shanna Waterstown Moratalaz Blues

Bastará cerrar los ojos en tiempos venideros para sentir la punzada de momentos como el Money en versión Shanna (frotando los dedos), el Summertime estremecedor de Coloma (ni un grillo sonaba cuando la emoción torrencial de la canción nos arrastró a todos los abismos), la grouchiana escena de Coloma siendo montado ante el mundo por el pícaro Mitch Woods, la tempestad del saxo de Dani y las ribotianas filigranas del guitarrista Mario, traductor simultáneo. Todo eso, junto a la alegrí de los niños bailando, son imágenes que inundarán las mentes del público en tiempos futuros con el mejor blues, el alivio de las almas.

Mitch Woods Moratalaz Dani Nelo Mario Cobo.2

No bajó ni un milímetro el nivel durante la segunda velada, el 22 de septiembre. El amplio recinto superó incluso el aforo del día inicial con respetuosos amantes de la buena música. Pudieron saborear registros totalmente distintos a los del día inicial. Si el comienzo deambuló entre la voz de Shanna, los pianos y el saxo, Deltoro Blues Band introdujo un instrumento imprescindible: la armónica. Contaba el bluesman que ya lo decía Muddy Waters: sin armonicista, no hay banda de blues.

Danny del Toro Moratalaz Blues Fest.3

Su potentísima actuación alcanzó el cénit durante una versión del clásico John Henry. Luego llegó Watermelon Slim para dar otra vuelta de tuerca al pequeño instrumento y también para demostrar que es uno de los talentos más destacados en el manejo de la slide guitar. Fue el suyo un momento de intensidad bluesera con pureza, respaldado por el batería Brian, recién salido de toriles, y un bajista estajanovista.

Watermelon Slim & The Workers Moratalaz Blues.4

Pero el blues tiene mil caras y el final del Festival pisó con descaro la heterodoxia de la mano de Alvin Youngblood. El negrazo enchufó una electricidad demoledora a la noche para escarbar bajo las raíces y sacar a la luz lecturas en clave de blues de temas de Dylan, Buffalo Springfield o Tom Petty, el delirante postre de 48 horas indescriptibles.

Alvin Youngblood Hart Motatalaz.1

El amplio abanico de ambas jornadas abarcó desde la voz (el comienzo del blues, cuando a los esclavos les arrebataron todo salvo sus cuerdas vocales y su dolor) a los pianos, desde los saxos a la armónica, desde el slide hasta la guitarra eléctrica que arrastró a la audiencia hacia un torbellino sonoro que se quedó flotando en el ambiente de dos noches perfectas para el blues.

Texto por Miguel López. Fotos y vídeos por Ana Hortelano. 

 

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