Desertfest Bélgica 2018: Un lustro en el desierto

DSF Bélgica celebró su quinto aniversario en la ciudad de los diamantes, lo más destacado del stoner doom & heavy psych se dieron cita un año más en Amberes en una edición antológica.

Los belgas Goddog dieron el pistoletazo de salida sobre las 18:15 en el Vulture Stage, el escenario de las promesas, defendiendo su álbum homónimo de 2016 donde se encuentra «Down Under», todo un cañón!

Caía la tarde y los canadienses Dead Quiet recogían el testigo inaugurando el Canyon Stage, que a la postre se coronaría como nuestra sala preferida del fin de semana. Menudos conciertos nos esperaban!

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Un extenso tour por Europa ha llevado a este quinteto a postularse como una de las bandas con más progreso del otro lado del charco, y DSF lo sabe.

Stoner metal con mucha melodía y coqueteos con el doom se destila en sus dos primeros discos, editados bajo el sello Artoffact Records en apenas dos años.

Se avecinaba el primer grande de la tarde en Desert Stage, que abría sus puertas para recibir a Lucifer, una de nuestras favoritas, después de haber catado esta multinacional formación en Hellfest este verano, teníamos marcado en rojo fecha y hora en el calendario.

Johanna Sadonis y sus secuaces estuvieron a la altura ofreciendo un recital heavy magic rock puro y duro, desprendiendo clase y un elegantísimo sonido setentero de antaño al estilo de Fleetwood Mac, Blue Oyster Cult o Steppenwolf.

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Desde sus inicios en Berlín en 2014 y después de dos álbumes bastante notables, la banda ha crecido exponencialmente girando prácticamente por los cinco continentes.

Con la miel en los labios nos dejó Frayle, obligados a terminar su show antes de lo previsto debido a su corto set, aún así, comprobamos la calidad de unos tipos originales con ganas de innovar agitando la coctelera de influencias varias como Sleep, Portishead, Chelsea Wolfe o Kyuss, coexistiendo entre el doom y el dream pop.

Si te van las letras lúgubres interpretadas por voces fantasmagóricas, estás ante tu nueva banda favorita, por el momento tenemos que conformarnos con su EP «White Witch», a la espera de un larga duración.

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Anteriormente sobre las 18:30 tenía lugar el secret show de Dead Meadow en las cavernas situadas bajo el edificio, novedosa iniciativa de la organización ofertando una actuación exclusiva cada día del festival para 30 personas si estabas atento a sus canales de redes sociales.

Más tarde descargarían en Desert Stage su conmovedor rock psicodélico divisando un agradable cambio de estilo como se puede apreciar en «The Nothing They Need» 2018, sin embargo, el ambiente clásico del grupo se mantiene.

Por los alrededores rondaba Bruce The Partygator, la voz del pueblo, tenaz cámara móvil a lomos de una mascota caimán que recogía las impresiones de los desertfesters, si te topabas con él, imposible no pararse… sientes curiosidad? revisa sus vídeos!

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Llegó la hora de los titanes en forma de trío de la muerte, Sasquatch, Orange Goblin y Wo Fat subieron un par de grados el termómetro del público con soberbias actuaciones donde exprimieron aún más si cabe el rendimiento de sus respectivos equipos.

Los de Philadelphia lo tienen claro, un cuadro de composiciones que claramente enganchan desde la primera nota, fuzz a tope y una amalgama de sonidos que van desde Black Sabbath, pasando por los primeros Soundgarden, COC y una versión bastarda de Grand Funk Railroad.

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La primera de las bofetadas serias empalmarían con un revés del Duende Naranja, levantando a las masas versioneando a Motörhead haciendo gala de la herencia del punk inglés de la época, un diez para Ben Ward, incansable frontman!

Mucho ha llovido desde aquel 1995 en el que portaban el nombre de Our Haunted Kingdom, rápidamente y tras varios exitosos discos se ganaron un lugar a la mesa en la escena local junto a Cathedral y Electric Wizard.

Lo de Wo Fat es harina de otro costal, monolíticos, difusos, pesados, desarrollando una música abierta a la improvisación no exenta de momentos ácidos, gimiendo inquietante blues reventaron el Trix haciendo volar nuestras mentes con los acordes de «The Black Code», envueltos en una tripiosa iluminación verde.

Perfecto para poner la guinda a una primera jornada y seguir afilando colmillos en la after party hasta que el cuerpo aguante.

Fotos y vídeos por Adal García.

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