El pasado viernes 2 de Noviembre tuvimos la inmensa fortuna de presenciar dos conciertos que dejaron muescas en nuestras almas de rock, de por vida. Y es que, con aquel preludio de cuerdas (nada menos que 6 guitarras, 2 bajos) además de teclados, batería, bombos…, debimos imaginar lo que nos esperaba.
Arrancó prometedora la noche con Marem Ladson, una orensana de veinte años que es un prodigio de la naturaleza, en composición musical y vocalmente hablando. Y es que cuando acudes a una cita con uno de los grupos más esperados como es Cat Power, después de una ausencia que se nos hizo larga, muy larga y te encuentras con un regalo como Marem, te das una palmadita en la espalda, recuerdas lo importante que es estar vivo, lo bello que es vivir y haber estado allí. Es lo que llamamos la conjunción de los astros. Todo eso nos pasó el viernes, día de difuntos, que nos hizo sentirnos ¡¡especialmente vivas!!
Marem es jovencísima y tiene talento a granel. Además de compositora, una voz embriagadora y envolvente, evocadora, seductora, con mucha personalidad, guitarrista en acústico (Martin) y eléctrica (preciosa Fender Mustang) y tiene temas muy muy buenos en su disco de 2018. Para nosotras es una “crooner” (lo siento por los varones, pero a partir de este momento y con Marem dando guerra, el término queda expropiado a los cantantes masculinos) de Orense, con una mezcla en sus venas muy potente (España-USA), que, a su vez, aporta esa mezcla que ofrece lo mejor musicalmente. (rock, punk, folky…)
En esta ocasión vino acompañada de un segundo guitarra y teclista, Jaime Artiche. Sólo pediremos para la próxima ocasión que venga acompañada de una banda: primero porque la riqueza y aristas de sus temas lo piden. Segundo, porque una compositora y cantante como ella lo merece y no es territorio para ser humilde en acompañamiento, y tercero, y no menos importante, porque el público del @TeatroCircoPrice lo merece. Marem es mucho más que una cantautora modesta con proyección. Queremos que haga gala de todo su arsenal; está y debe estar en primera división porque proyecta luz y eso es muy necesario para el panorama musical español abierto a lo internacional. Es una guerrera y por eso la incorporamos a grupazos como Salto, Morgan o Moses Rubin. Y como muestra, este botón:
Y llegó el momento esperadísimo por tantos: Cat Power y la presentación en directo de su discazo “Wanderer” e interpretación de otros temas emblemáticos. Hemos de decir que desde el viernes a las 00:00 horas que dimos por finalizada la noche, Cat Power pasó a llamarse para nosotras Cat Super Power y es que si algo nos sucedió es volver a casa con un sentimiento de sentirnos poderosas de un modo místico y espiritual. Cat Power, nombre artístico de Charlyn Marie “Chan” Marshall, oriunda de Atlanta, vino arropada por su banda, tres músicos que valen por mucho más que el doble. (teclista y guitarra, una segunda guitarra y la percusión en batería, bombos y bajo).
Una cantante compositora que sale al escenario con el incienso prendido en su mano y aromatiza el Circo donde estábamos todas las fieras caninas aguardando, ya está dando un mensaje de colocar la música en el centro y olvidarnos de todo lo que hay fuera de esas redondas paredes. Así inició el concierto. Flanqueada por dos micrófonos de cables larguísimos, con los que más que cantar, juega y explora el espacio y los sonidos.
Chan ofrece una versatilidad de técnica vocal con sorprendentes efectos variados en función del tema, sus manos, la colocación de los micros (sí, todas esas son sus poderosísimas armas de producción) y sus acertadísimos arreglos justos, medidos y salpimentando cada uno de los platos del menú. Y lo hace en función de que requieran profundidad, eco, reverberación, proximidad o lejanía; y realiza ese acercamiento o distanciamiento físico como un baile sutil y fluido sobre el escenario que la convierte en un ser líquido. Qué manejo de la técnica vocal, qué conocimiento de su voz, que forma de marcar los compases y la fusión y el acople al resto de instrumentos. En eso es una auténtica hechicera. Pocas veces hemos visto esa maestría en sala. Es increíble la plasticidad que tiene en escena. Por eso es una artista y por eso en directo percibes toda la belleza de su música.
El concierto fue de menos a más, como debe ser. No sólo en la actitud y gestos de Chan, sino en el contagio al público. Si bien en los primeros temas había cierta distancia entre artista y público, es a partir de Horizon (a la par hogareño y a la par futurista), Robin Hood (no puede oler más a bosque), Woman (contagioso y transformador), cuando la cuarta pared se cayó y nos rendimos con una sonrisa tarareando los temas. Están fuera de tiempo, del espacio; son lo que denominamos himnos. Ya cuando sonó la extraordinaria “In Your Face”, creímos desintegrarnos: una canción melódicamente fuera de serie con una letra que sintetiza todo lo que está sucediendo en el mundo occidental de hoy. El broche de oro lo puso “The Moon”, cantado a pelo con el acompañamiento de su guitarra más senior. Eso sí que fue amansar a todos los leones sobre la pista y ponerles los pelos como escarpias. Esa luna nos dejó sin palabras. Antes de marcharse, nos dio una última sorpresa. Salió sola con su colgante de corazón rojo a agradecer al público su presencia y su apoyo, y lanzar pausadamente saludos a gradas y patio, diciendo “Muchas Gracias”, mientras tocaba su pecho en gesto sentido de amor y vida.
Sí, ahí es donde realmente nos dimos cuenta de la buena suerte que habíamos tenido por verla en directo. Porque nos confirmó que Chan es una luchadora, es esa corredora de fondo que sigue experimentando sin renunciar a su pasado. Y precisamente eso es lo que le da ventaja. Y se nota en este disco y en su manera de afrontar el directo. Porque, aunque de la sensación de que no le gusta demasiado sentirse en el centro, sentirse protagonista, sabe que algo extraordinario ocurre en el ambiente, lo palpa, lo huele, lo ve. Su música está tan fuera de órbita, tan fuera de encasillamientos o catalogación, que no le queda más remedio que aceptar que sus seguidores, que somos fieles a ella y su estilo sin estilo, la necesitamos y vamos a seguir llenando las salas para verla y ampliando nuestra capacidad emocional y neuronal para retener su música en nuestras vidas.
Podría extenderme muchas líneas más, pero prefiero que escuchéis el disco, veáis los vídeos, contempléis las fotos y lo soñéis. Sé que, aunque imaginéis, no será lo mismo, pero eso sí, espero que no faltéis a la próxima cita en directo de Cat Power, la mujer con super poderes.
Texto por Maria Tortosa y fotos y vídeo por Ana Hortelano.
