Johnny Casino, Magisterio de tempestad y calma

Johnny Casino en una sala como la Ocho y Medio alicantina, que es casi un local de ensayo en la trastienda de un bar, es tocar el cielo a las nueve de la noche, porque al fin y al cabo ¿dónde está el cielo sino en el lugar en que tú quieres que esté?

JOHNNY CASINO, Alicante 2018 (20)

El legendario músico australiano nos liberó de todo mal durante una hora, hizo nuestra existencia más amable y definió los términos de eso que los devotos de la realidad incluyen en la lista de fenómenos a extinguir: el rock. Pero frente al pesimismo no hay mejor antídoto que la afirmación rebelde y obstinada: el rock and roll está aquí para quedarse. Estremeció oírselo a Johnny en el bis, en el regalo intensísimo y con pausa que nos hizo con el tema “Thirteen” de Big Star.

La furia desencadenada de los cincuenta y cinco minutos anteriores, con la única excepción de “Hit the Ground Running”, donde se tomó un respiro, se evaporó cuando anunció: “¿queréis una más?, vale, una tranquila”. No valió de nada que le dijeran que no, él sabía que el cierre tenía que ser ese y lo fue, un remanso de calma que emocionó a los presentes, una voz vestida de silencios, sus dedos pulsando las cuerdas de su guitarra como si nos pellizcara algo muy adentro.

JOHNNY CASINO, Alicante 2018 (16)

Venía a presentar su último disco, “Trade Winds”, grabado en Australia con compañeros de viaje curtidos en The Drones, The Bad Seeds o los propios Asteroid B612 que en su día integrara el propio Johnny Spittles, aka Casino. Lo hizo acompañado de sus habituales en tierras levantinas Julián Marco e Isidro Rubio, bajo y batería, con los que es capaz de hacer lo que quiera porque son gente que siente la música del mismo modo que él la siente.

JOHNNY CASINO, Alicante 2018 (15)

Repasó temas de otros discos: la siempre caudalosa “Take Me Down to the River” llegó pronto, y casi al final “I am who I am, not who you want me to be”, un ejercicio magistral de tempestad y calma que se alternan a lo largo de siete minutos. Johnny Casino hizo con su Gibson lo que quiso, la acarició y la soltó, le exigió, tocó por debajo y por encima del mástil, sacudió sus cuerdas y aceleró el frenesí, nos dejó lecciones de fuego y trueno, de espuma y de cristal, y demostró que siendo fiel a las esencias se puede ser tan versátil como uno se proponga.

Johnny Casino, aunque muchos no lo sepan, es un gigante del rock y tenemos la suerte de que viva en nuestras costas desde hace tres años.

Fotos y vídeos por Juan J. Vicedo.

 

 

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