A finales del pasado mes de octubre, tuve el privilegio de asistir a uno de los conciertos que por su sencillez y emoción, más huella me han dejado. DAMIEN JURADO venía al teatro Calderón con su magnífico The Horizont Just Laught , uno de los mejores discos del año , en mi opinión. Un puñado de canciones inspiradas, llenas de significado y con estimulantes referencias literarias , de las que te hacen ir a tus estanterías a rebuscar……
Un disco íntimo ,distinguido , delicado y muy elegante . He visto ya dos veces a este hombre grande, de enorme sensibilidad y talento. Una, al aire libre en un concierto veraniego , distendido , de atmósfera estival muy relajante ( traía bajo el brazo su anterior disco ), donde la psicodelia y sugerencia de espacios abiertos de “ Visions of Us on the Land” , tiñò de colores las copas de los árboles de la Quinta de los Molinos…..y ésta última, en el Teatro Calderón, un escenario más acorde a la intimidad de sus canciones y la pureza de su propuesta.
Dos sillas en el escenario y dos guitarras, la suya y la de su fiel acompañante, Josh Gordon ( que a mitad del concierto hizo mutis por el foro y no se le volvió a ver…) , como único equipaje para desgranar no solo The Horizont Just Laught … del que se permitió el lujazo de omitir su magnífico “Over Rainbows and Rainier”, ( aunque si toco las estupendas The Last Great Washington State, Dear Thomas Wolfe , Percy Faith….), sino que dio un buen repaso a joyas de su carrera como ‘Ohio ‘, con la que abriò, “A.M A.M’”, “Exit 353 “, “Working titles “ ( ésta a petición)… las maravillosas “Museum of Flights “, “ Cloudy shoes”, “Rachel & Cali “, “Sheets “…….para dejar claro que tiene un nutrido repertorio de clásicos para tirar de ellos y adaptar el concierto al formato acústico, sin banda, que tocaba esa noche.
La contrapartida fue que temas tan deliciosos como “ Allocate” quedaron tibios y un poco sosos sin instrumentación y esos arreglos tan finos, sin ese majestuoso vestido de seda que luce en el disco. De cualquier forma, quedó claro que Damien Jurado es de esos artistas que pueden permitirse el lujo de llenar un concierto acústico , porque tiene en su repertorio, un buen puñado de esas canciones , clásicos instantáneos, que superan con creces la prueba del algodón , que consiste en dejar las canciones desnudas en su estructura, sostenidas solo por el hermoso armazón de la melodía , y ver si funcionan. Y las canciones de Jurado, dejadas en el hueso, desprovistas de instrumentación y arreglos , solo voz y guitarra, se muestran en lo que son: exquisitas gemas de perfecta estructura y melodía; puros transmisores de emoción y melancolía.
Hubo en este concierto un momento para guardar en la memoria, uno de esos momentos que te hacen olvidar las lamentablemente habituales experiencias de falta de respeto de parte del público que asiste habitualmente a conciertos; fue a mitad del show, cuando Jurado , visiblemente emocionado por el recuerdo de la reciente pérdida de su productor , socio y gran amigo Richard Swift , quiso homenajearle cantado The Novelist, un bonito tema compuesto por Swift. En las primeras estrofas ya se vio que Damien estaba muy tocado por la emoción , muy apenado mientras cantaba , con un sentimiento que fue creciendo hasta que le quebró, rompiendo a llorar casi al final de la canción, sin poder terminarla. El músico paró de cantar sollozando por el amigo perdido, y durante breves segundos, ese llanto íntimo ,resonó sobrecogedor en el gran silencio del teatro, hasta que inmediatamente, el público de manera instintiva y natural, como si estuviéramos respondiendo a una imperativa llamada de auxilio, rompimos a aplaudir con calidez , sin estridencia, con mimo, mandándole todo nuestro cariño en ese aplauso, una ráfaga de calor que llegó al músico , sosteniéndole hasta que se recompuso.
Fue un momento especial, único, aquella corriente de emociones que fluía en ambas direcciones , entre el escenario y el patio de butacas , ponía la piel de gallina. A partir de aquí , músico y público, siguieron en comunión perfecta, en un estado de embriaguez emocional , de agradecimiento mutuo que casi se podía palpar. Algo mágico. La guinda llegò en la despedida , con la estupenda” Kola “, y su estribillo : “ I will remember you , the way you are ríght now …” cantado a capela , con el músico puesto en pie en medio del escenario , mirándonos a los ojos, como muestra de gratitud. Un magnífico concierto para el recuerdo, que empezó tímido y acabo grande , como él.
Muchas veces he recordado este precioso momento en los últimos tiempos, la última, en esta especie de diálogo íntimo establecido con este músico, fue anteayer , de viaje hacia Guardamar, pasado Crevillente, a la altura de la sierra de Callosa. De repente, viniendo de la nada, una niebla espesa y muy baja cayó en la carretera prácticamente de golpe , borrando todo alrededor, haciendo desaparecer completamente el mundo, mientras la canción que curiosamente, sonaba en ese justo momento , “ Paper Kite” ( de esa preciosura que es “Caught in The Trees” ) ponía la banda sonora envolviendo el momento en una misteriosa ensoñaciòn ; tuvimos que engancharnos ( como a una cometa …) a las luces del coche que iba por delante para poder ir avanzando por ese lugar fantasmagórico, sin referencias de tiempo ni espacio. En fin, estas cosas que tiene la música y esas conexiones tan especiales que se establecen por arte de magia con algunos artistas, y que quedan ya siempre, unidos a ti de por vida.
Texto por Julia Fernández. Fotos y vídeo por Ana Hortelano.
