¡Estamos con ustedes! “Rosendo”

Valores, que no colores, símbolos, nacionalismos o patriotismos, jamás han existido en ésta extensa tierra de conejos, como llamaban a la península los fenicios. Valores, que no se han de confundir con la defensa estúpida y, desde luego, arribista de esos cuatro perturbados, tres y medio bien de uniforme bien con halos de grandeza y un medio, ese pequeño reducto de confundidos sin clase concreta y mucho menos ralea, que siempre han tenido que joder el cotarro. Ésta tierra de secano y humedal nunca ha ensalzado como primordial, salvo en instantes invasivos, esa pacatería mostrada, por ejemplo, por aquellos hijos bastardos del viejo continente, allende el Atlántico, necesitados de una defensa natalicia en una tierra que jamás les ha pertenecido. Aquí, desde las costas mediterráneas, a las cántabras y las atlánticas exclusivamente se ha priorizado la familia, aunque, en la mayoría de los casos se hayan confundido las preponderancias y muchos acudan al psicólogo. Únicamente ha habido unión, más allá de la sanguínea muy cercana, cuando el peligro, como ya desde hace un tiempo ocurre en la actualidad, ha acechado al bienestar. Pero, valores y principios, lejos de ese pequeño círculo acomodaticio de la parentela, son pocos los que los han mostrado en público y han contradicho sin desbaratar, bien al contrario, el refrán “por un garbanzo no se descompone la olla”.

Rosendo Mercado despedida Barcelona 2018.

De entre esos pocos y, precisamente de una tierra que antaño era rica en esa legumbre y que se cree de ella proviene su nombre, lleva toda una vida demostrando que se puede ser garbanzo y, por ello precisamente, orgulloso además de genial cronista de la estulticia, defensor de la sencillez y no reconocida base del asalariado, además de figura inconmensurable en el mundo de la música. Su propio nombre, de origen germano, ya vaticinaba su excelso recorrido si bien, la consecución de mucho más que un hueco en el difícil mundo de la música, no le llevó a olvidar sus raíces, sino a presentar éstas por delante de sí mismo. Como, el pasado día veintidós y veintitrés en el “Sant Jordi Club” de la siempre Layetana ciudad, por última vez en una gira, con un sencillo y muy respetuoso “Mi tiempo señorías…”, se despidió quién comenzó con un grupo con nombre de fruta, “Fresa”, convertido en animal “Ñu” para volver al mundo vegetal, “Leño” y acabar en el mundo animal con la franqueza de ser él mismo,Rosendo

Rosendo Mercado despedida Barcelona 2018 Rodrigo Mercado telonero

Comenzó ambas noches con otro Mercado, éste habita en una chistera esperando un hechizo que le transporte para poder aprender magia, a buen seguro la de su progenitor, influido desde luego por éste, el rap, funky, hip hop, jazz, soul, música cubana, brasileña, flamenco, folk, música electrónica,… En resumen un explorador que busca encontrar una identidad en un innovador estilo que, si bien aún no lo ha encontrado, deja claras muestra de estar en camino, Rodrigo Mercado. Se lanzó a los diez temas que tenía preparados respaldado por una banda, que engrosan ese mundo desconocido para el gran público, de profesionales en la sombra en los que se apoyan un sinfín de nombres reconocidos.

Rodrigo Rosendo Mercado despedida Barcelona 2018.

Con la primera de sus poesías musicalizadas, “Astro Rey”, cambiando casi de estilo con “A pie”, “No pararé”, “Creo en ti” y “Zafiro”, cual cantautor. De ahí al reggae “El alma se colma” para cambiar completamente con “Sensible” y aún más con “El fondo de la chistera” tras la que pasó a una de las canciones que ha compuesto para su padre, “A remar” y acabó con “Puntualmente demora”, un Hip Hop sobre un funk experimental que acaba con un toque afrocubano con el que dio paso a quien deja un hueco para él y para el resto de músicos en el escenario, “Rosendo”.

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Salió con la misma naturalidad con la que lo lleva haciendo tantos años, escoltado por Rafa J. Vegas al bajo y Mariano Montero a la batería, arrancaron con el primero de los veinticuatro temas que, el domingo veintitrés, serían, aunque nadie apueste por ello, los últimos de una gira de Rosendo, “Aguanta el tipo”. Siguió con “Por meter entre mis cosas la nariz”, tras el cual saludó con un escueto y, haciendo honor a sí mismo, sencillo “Buenas noches, Barcelona” a un público que, en ambos días colgaron el letrero de “Soul Out” y que, incluso hubo quién entre lágrimas pensando que jamás volverían a ver un concierto en directo de Rosendo, coreaba su nombre en cada silencio. Para continuar con “Cada día” y “Muela la Muela”, quizá la mejor definición de sí mismo y de esa representación peninsular e insular oculta bajo la siempre en tela de juicio rojigualda, que coreaba cada estrofa con él. Tras el cual con la claridad de quien conoce la opresión inmerecida e hinchiendo el ánimo del respetable espetó un carabanchelero -¡Estamos con ustedes!-. “Cosita”, “El Ganador” y “No dudaría” del siempre presente Antonio Flores, iban desenredando una madeja que nadie de los presentes habría deseado desenmarañar. “Cuando”, “Cúrame de espantos”, “No son gigantes” y “Mala vida”, donde esa guitarra mágica que asemeja suplir la rota voz del mismo Rosendo, con la agudeza ronca exclusivamente suya precedió, quizá, a uno de sus -¡Esto se acaba señores! ¡Es mi tiempo señorías!-  “…y dale”, y “Soy”, otra nueva definición de sí mismo y ese público que se desgañitaba gritando una y otra vez su nombre, además de un enternecedor -¡No te vayas!-.

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Si bien, Rosendo, aprovechando las oscuridades entre tema y tema, posiblemente, no sólo secaba el sudor con la blanca toalla de su rostro y continuó, como siempre, tema a tema, “Amaina tempestad” , “Vergüenza torera” y “El Tren”, antes de entrar en los más fuertes, “Flojos de pantalón”, “Masculino singular”, “Pan de higo” y “Navegando” para despedirse una vez más, con su -¡Tendréis noticias mías, ahora o en la próxima vida, yo qué sé!-. Y, supo, unos minutos después volvieron, con el inmortal “Agradecido”, el no menos incombustible “Loco por incordiar” y el lema que se convirtió y será siempre una excusa y una razón de quién es cada uno de sus seguidores, “Maneras de vivir”. Esas formas que, de nuevo, precedieron a un adiós indeseado y que, finalmente, con “¡Qué desilusión!”, mostró esos valores, esos principios que siempre le han acompañado. El garbanzo que sí hace olla, se retira a dos horas de su hogar porque, quizá, la vida es sola una canción y se siente mejor, Rosendo.

Texto por yon raga kender y fotos por Desi Estévez.

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Rosendo Mercado despedida Barcelona 2018

 

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