Echamos la mirada atras hasta aquella noche del 12 de Noviembre para saludar a las urracas. La nueva formación rescatada de las cenizas de los Black Crowes y con Marc Ford y Rich Robinson a la cabeza. Con esa premisa el listón para el primer album de Magpie Salute estaba realmente alto. Y no ha defraudado en absoluto, convirtiéndose por derecho propio en uno de los mejores discos del año. Y es que ese «High Water I» desprende un delicioso olor a cuervos, pero con un sonido algo más moderno.
Rich ha mantenido en la banda a los miembros de su grupo para sus trabajos y giras en solitario y ha incorporado las voces de John Hogg que es muy solvente en el disco. Por momentos mejor que Chris, pero en el directo el volumen del vocalista es demasiado bajo y no nos deja disfrutar de su acústica ni de su portentosa voz todo lo que podríamos. Lástima que el afán de protagonismo de Rich llegue al punto de tapar también la deliciosa guitarra de Marc Ford. Hay que hacer verdaderos esfuerzos en el directo para centrarse en ella. Pero merece la pena, porque el secreto de la banda es justamente, Marc.
Marc Ford es el condimento que Rich necesitaba para formar Magpie y lo sabe perfectamente. El talento de las melodías y las composiciones de Ford está presente en el disco y el directo de modo colosal. Suyas son las partes más destacadas de la noche. Miramos siempre a la derecha del escenario buscando sus riffs y sus solos. Rich es un maestro, pero su volumen es muy alto y el reclamo de protagonismo consigue que nos volvamos aún más hacia Marc. Rich lo hace muy bien y es una apisonadora con la guitarra, pero quizá demasiado mecánico. Marc, por contra, es un artesano y se le nota mucho más el alma en lo que hace.
De hecho Rich «permite» que el balanceo de versiones de Marc en solitario que hacen los Magpie sea equitativo al que realizan de versiones del menor de los hermanos Robinson. Y es que los últimos trabajos de Marc en solitario son de mucho quilates. Rich lo sabe e incorpora al directo esas obras maestras para terminar de formar el pegamento perfecto a un directo que conjunta versiones de clásicos y temas del primer disco de los Salute.
De ese modo se suceden temas del debut intercalados con piezas de Marc y de Rich en solitario, así como algunos clásicos que nos hacen llorar de alegría en Madrid: el «Eight Miles High» de los Byrds o el «Look To Cleveland» de The Band. Un orgasmo sonoro que a muchos nos deja la sonrisa para lo que queda de noche. La versión acústica, tras su «Sister Moon», a tres voces con Marc, Rich y John solos sobre las tablas del «You Don’t Have to Cry» de CS&N son palabras mayores. Posiblemente lo mejor que hemos presenciado en Madrid en todo el año. Sólo una formación como la de Rich y Marc pueden hacer eso en el escenario haciéndonos sentir que están muy cerca de las raíces, de la maravilla que los interpretes originales despliegan en sus obras, sino por encima.
Las joyas de los Crowes las dejan para el final y de ese modo suenan: «Cursed Diamond», «What Is Home», «Oh Josephine», «Under The Mountain» y la majestuosa «Good Morning Captain». Esta última es una joya de la que probablemente es la loncha más madura de los cuervos, ese «Before The Frost…» que tantas alegrías nos ha dado.
Sólo nos queda sentarnos a esperar la llegada del segundo volumen de los Magpie Salute y es que ese I que lleva el título de su discazo no deja lugar a la duda y seguro que el año que viene o a más tardar en 2020 tenemos el segundo volumen y seguro que la consiguiente gira. Para ello cruzamos los dedos. Estamos deseando volver a apestar a plumas. Volver a inhalar ese delicioso aroma a Cuervo que los de Marc y Rich han dejado a su paso. Salud!
