Llámenlo Power-pop, llámenlo Rock, darle el nombre que quieran, pero el señor Kurt Baker es pura energía. Un tipo con una sonrisa enorme, de pelo ensortijado y que empiezan a deslumbrar alguna que otra entrada y que a pesar del tiempo que lleva entre nosotros, chapurrea de mala manera el castellano y que, sin problemas, te enseña Madrid en plan guía turístico, es pura MÚSICA, sí con mayúsculas, y ese COMBO del que se rodea, es Magia y Precisión que diría el bueno de Antonio Vega.
La segunda jornada en el Pabellón CHF arranco con esta banda que es digna candidata al trono del Power-pop, y eso lo dejo bien claro, con esa sucesión de temas divertidos y potentes, aptos para moverse y no poder parar….pero la noche nos tenía deparada una super-sorpresa más en la figura del señor Paul Collins. Por la mañana se dejó ver en formato acústico sobre el escenario del Albéitar; pero los 30 años del Purple se merecían un homenaje muy especial y nada mejor que la figura del músico estadounidense para ello. Lleva 40 años gestando pequeños himnos que se han convertido, muchos de ellos, en clásicos, que además, fueron sobre los que se sostuvieron el concierto y que visto lo visto, aguantan muy bien el paso de los años, y es que como señalan en otras crónicas «siendo igual de disfrutables como entonces y además han ganado en recuerdos». El mejor discípulo tiene que tener a su lado al mejor maestro y esta combinación nos retrocedio en el tiempo y nos llevo en volandas a una adolescencia donde melodías furiosas, guitarras chirriantes y actitudes de bandas de Rock and Roll contrastan con estos tiempos donde calzoncillos sobaqueros, barbas, camisas de cuadros y actitudes adormiladas dominan los escenarios en bandas cortadas por los mismos patrones. Paul Collins cuenta con nuevo disco, «Out Of My Head»(2018) y promete una gira en los próximos meses con su banda norteamericana; una buena ocasión para disfrutarlo de nuevo; pero mientras tanto el encuentro entre discípulo y maestro nos llevó durante un buen rato a lo más parecido a la gloria, la felicidad absoluta, y es que puede, que en el fondo, necesitemos muy, muy poco, para ser felices. Dicen de él que «ya no es un joven con ganas de comerse el mundo pero se siente el amo del cotarro», el tiempo es el tiempo, pero sus canciones siguen sonando igual de frescas y contundentes como el primer día como ese «Hanging On The Telephone» (1976), con lo que, como recordó, empezó todo.
Paul Collins, guitarra y voz junto a Kurt Baker, guitarra y voz se acompañaron por ese Combo que es pura energía y magia: Jorge Colldan a la guitarra, esa bestia parda importada desde la Rusia de Putín que responde al nombre de Sam Malakiam a la batería y guiando todo el tinglado a modo de patrón marineros, Juancho López al bajo y unas animadas go-go´s las Paulettes!!! (Alicia y Sue).
«No me dejes colgado del teléfono
Cuelga y corre hacia mi Oh,
cuelga y corre hacia mi Oh,
cuelga y corre hacia mi»
«Hanging On The Telephone»(1976)
The Nerves
Texto y fotos por Jesús Díez.
