Y entonces comparece en audiencia Rosendo Mercado, cual ‘rara avi’ para milenials que a buen seguro lo observan como a un tipo que estaba en la barra del bar y luego aprovechando que pasaba por allí se subió al escenario a tocar unas cuantas canciones. No lo entienden. Es un tipo normal, que se basta de una guitarra dos buenos y eficaces compañeros de viaje y viste vaqueros y camiseta sin mensajes, una puesta en escena austera y casi dos horas de rock and roll.
En Rosendo se resume buena parte no solo de los orígenes del rock urbano español sino que se toca la autenticidad con los dedos. Rosendo es un colega que se sube al escenario y te canta la vida tal cual es, y todo sin aspavientos ni imágenes impostadas, realismo rockero. Cuando ves a un rockero en un escenario y lo sientes como a un colega ya ese tipo ha triunfado. Pues bien, Rosendo ha sido nuestro colega 40 años y ahora nos deja haciéndolo con la misma dignidad de siempre.
El de Lavapiés y Carabanchel se despidió el pasado 1 de diciembre en Santa Cruz de Tenerife, cinco conciertos antes de terminar su gira de despedida «Mi tiempo Señorías…», presentando canciones de su última obra grabada en un estudio «De escalde y trinchera”, disco editado el año pasado. Decimosexto álbum de Rosendo que junto con sus escoltas de lujo Rafa J. Vegas al bajo y Mariano Montero a la batería, siempre “tiró de diccionario” en su repertorio en la isla. El currante y garganta del Rock urbano en nuestro país con su guitarra inquieta, el Rory Gallagher con corazón de Neil Young, estuvo toda la noche “loco por incordiar”.
Rosendo y sus comienzos se remontan a 1972 con bandas elegantes y de índole como Fresa, Ñu y Leño que empiezan a forjar su leyenda. En 1985 comenzaba “loco por incordiar”, su etapa en solitario. más de cuarenta años navegando a muerte.
En su catálogo de clásicos, Rosendo abrió en Tenerife con «Aguanta el tipo», siguió con «Por meter entre mis cosas la nariz», «Cada día», interpretando el clásico de Antonio Flores «No dudaría», «Cosita», y así hasta levantar al público a partir de «No son gigantes», «Mala vida», «… Y dale!», «Amanina Tempestad», «Vergüenza torera», el clásico de Leño «El Tren», «Flojos de pantalón», «Masculino Singular», «Pan de higo» y «Navegando». Para rematar la jugada con más historias de asfalto, muñecas de porcelana, resacas y Rock and Roll, con Rosendo Mercado nunca ves mamoneo, con otros sí, «Agradecido» y el «Maneras de Vivir» de Leño.
Mi tiempo Señorías…es su tiempo Sr. Mercado, de hecho, siempre lo fue, y no duele poco su adiós, sobre todo porque corren tiempos deleznables para el rock patrio, así que en su turno no ofrezca replica, solo alce la voz para recordarnos, allá por donde le falte pisar, de qué va todo esto. Gracias y hasta siempre.
Texto por Patricio González Machín y Carlos Pérez Báez. Fotos por Carlos Pérez Báez y Tico T. González García. Vídeos por Carlos Pérez Báez.
Publiée par Rosendo Mercado sur Dimanche 2 décembre 2018
