20 años de carrera y 10 discos editados, el último «Tr3nta y Tr3s», un trabajo compuesto por 11 canciones, dice el cantautor bilbaíno, creadas en la inspiradora Sierra de Gata. La Sala Experimental del Teatro Zorrilla ha sido el lugar elegido para iniciar una gira de presentación de este nuevo trabajo; sala muy íntima, un ambiente familiar, casi entre amigos….y es que podemos afirmar sin miedo, que los presentes forman parte de esa familia de ese universo personal que el cantautor bilbaíno ha creado a lo largo de estos años.
Un escenario sencillo, una alfombra, una especie de reloj de madera colgado al fondo, un piano y una guitarra, y la voz y las canciones de Tontxu, poco más se necesita. Dice en una reciente entrevista, en referencia al mundo musical donde se mueve, que «ahora todo es un concurso, cenar, enamorarse, vivir, cantar… todo se ha convertido en un concurso y un escaparate. Así que yo me adhiero a lo que dice James Taylor y también lo lamento porque yo no estoy en la música para competir sino para compartir las inquietudes que he tenido desde pequeño. El arte no es para concursar porque en los concursos hay ganadores y perdedores y eso no es la música para mí».
Tontxu fue fruto de ese boom de los cantautores, a finales de los 90´, donde gente como Rosana o Ismael Serrano tenían un gran poder de convocatoria, llenando recintos vendiendo un buen número de discos, y teniendo un buen rédito comercial…..esa época queda lejos, pocos han sobrevivido a ese nivel, (algunos se han convertido en sustento de radio-fórmulas), pero la mayoría se han transformado en músicos de culto, seguidos por un público entendido y alejado de éxitos mediáticos y perecederos.
En esa misma entrevista afirma que está en el mejor momento de su carrera, «aunque casi empezando desde cero con humildad, luchando por hacer amigos y que al menos podamos pagarnos de momento la gasolina y el hotel», y eso lo demostró en este inicio de gira acompañado por el músico jienense Chico Pérez, al piano. Un concierto donde «se siente entre amigos», y es que Valladolid es «una ciudad que siempre le ha acogido y de la que siempre se ha sentido cómplice». El concierto, a la postre, fue un recorrido de emociones, donde realiza un repaso a una vida dedicada a la música que han quedado reflejados en esos diez trabajos editados.
«No necesito más para vivir/que mi guitarra, una canción y a mí»
Texto y fotos por Jesús Díez.
