Amante de la tauromaquia, Andrés Calamaro ha encontrado al mozo de espadas perfecto en el pianista Germán Wiedemer, que ha compuesto junto a él varias de las piezas de este disco. Empieza el argentino más que cargando, tanteando la suerte, con dos solventes medios tiempos –“Verdades afiladas” y “Tránsito lento”- que gustan pero que no llegan a seducir del todo. Conforme avanza el vinilo, toca un certero cambio de tercio y asoma el verdadero talento en la trepidante “Falso L.V”, donde el Andrés más irónico se recrea con una verónica musical que consigue la ovación, por lo menos, del que esto escribe.
Pese a ello, el tono que preside este disco es pausado, el de un hombre cada vez más sabio y contemplativo que se recluye en sus “Cuarteles de invierno” para recordar con agria melancolía el desamor en “Mi ranchera”. No todo es tristeza en esta variada obra, pues su autor sabe reírse de su sombra escribiendo “Las rimas” que recorrerán esas enérgicas “Siete vidas” únicamente reservadas a los gatos y a tipos como él. En resumidas cuentas, una faena sólida y bien ligada en la que el artista prefiere sentir las canciones, templar el toro de su talento pausando cada compás y gozar de los versos. Como siempre, este diestro de la canción acaba obteniendo dos orejas y dando la vuelta al ruedo, por lo que todavía queda lejano el día en que se corte la coleta.
Escucha el nuevo disco de Andrés Calamaro «Cargar la suerte» (2018)