El pasado 20 de marzo entró la primavera en Madrid y lo hizo justo en el momento en que Josephine Foster daba la bienvenida a su concierto en la Sala 0: “Muchas gracias por venir en esta noche de luna llena”.
Foster es una cantautora folk estadounidense, nacida en Colorado y una de las voces más sugerentes que he conocido recientemente. Sus matices vocales incorporan tanto la tradición como la innovación con una habilidad innata para transgredir armonías y crear un universo propio con una riqueza acústica apabullante.
Josephine es una mujer lunar, emite una luz poderosa que evitando deslumbrar, más bien prefiere envolver, atrapar. Este carácter lunar lo declara en el dibujo realizado por ella misma para la portada de su fantástico último disco “Faithfull Fairy Harmony”, una escena que se podría interpretar como celestial, con una luna-ojo, estrellas y personajes etéreos. La mayor parte de las canciones del concierto fueron temas de este disco.
La experiencia de asistir a un concierto de esta mujer es única y enormemente gratificante. Conoce muy bien cómo usar su versátil y bien modulada voz de soprano para envolver y atrapar a la audiencia, creando una atmósfera de comunión del público con la cantautora en la que a nadie se le ocurriría decir una palabra durante la interpretación, cosa poco normal en las salas de concierto madrileñas.
Viene acompañada por Víctor Herrero a la guitarra y bandurria, Mercedes (Alright Gandhi) al bajo y coros y Josefin Runsteen, violín y batería.
Todo en Josephine, su música, su forma de interpretarlas. su presencia y actitud en el escenario, desprende delicadeza, espiritualidad y un enorme ansia de libertad. Imposible no recordar los conciertos, vistos en YouTube, de Joni Mitchell en la época de Blue.
Juntos recorrerán varias localidades españolas y proseguirán después por Holanda e Inglaterra.
«A little song, a little song
A little song, a little song,
And the days grow wild…»
Texto por Roberto Fernández y fotos por Ana Hortelano.
