Llegó a la península el huracán Nikki Hill, pero estas tierras en las que difícilmente nieva, pero te comes todo el frío de los alrededores y que con esto del cambio climático ya hasta ahuyenta a sus famosas nieblas invernales ha sido inmune a él o a ella.
Por eso de la corrección político/lingüística; así que no nos ha quedado más, que la posibilidad de acercarnos a Aranda de Duero para poder sentir sus festivos vientos. Dentro de una extensa gira por este país, la Sala La Colmena Musical ha sido una de las localidades afortunadas con la presencia musical de la interprete oriunda de St Louis (Missouri), que nos presenta su último trabajo «Feline Roots»(2018).
Trabajo de Nikki Hill que se suma a sus anteriores «Here’s Nikki Hill»(2013) y «Heavy Heart, Hard Fists»(2015). Acompañada por Matt Hill, guitarra y coros; Laura Chavez, guitarra; y una contundente base rítmica integrada por Marty Dodson, a la batería y Nick Gaitan, al bajo y coros.
Nikki Hill, dejó bien clara que su voz se alimenta de influencias femeninas del rhythm and blues como LaVern Baker, Etta James y Ruth Brown, o de músicos como Otis Redding, Solomon Burke, o Little Richard, intérprete del que ha asimilado toda la vitalidad que el rock and roll transmite.
Alrededor de dos horas duró la tormenta….una tormenta perfecta, puede que los dos primeros temas sonaran algo «extraños», pero pasado ese momento inicial, la sala, espectacular para albergar un concierto de rock, y con una muy buena entrada, se rindió a esa apisonadora que como buena formación norteamericana dejo en evidencia, lo que una banda de rock and roll representa: un balón de energía sin filtro unido a un espectáculo en vivo que es pura dinamita.
Una encantadora Nikki, de la que cuentan que creció desde muy pequeña, cantando en un coro gospel de iglesia, puede presumir de ser poseedora de una voz muy característica, y de comandar una banda perfectamente conjuntada, en donde se alternan en los solos su marido, Matt o la mejicana Laura Chavez, nominada este año como mejor guitarrista de blues en los prestigiosos The Blues Foundation Music Award, ejecutando esa peculiar mezcla de rock, blues, soul y hard que les hace tan exclusivos.
Todo se inicio con «Oh, My», y desde el primer momento conquistó a una sala que se entrego y se rindió a su poderío, alternando temas de su nuevo trabajo y de los discos anteriores…al final, se metió a todo el publico, que casi llenaba la sala, en el bolsillo, dejando bien claro que su espíritu felino no pasara desapercibido y que, ante todo es y será una banda de genuino y puro rock and roll. Llos solos de guitarra te hacen imaginar que estás en cualquier tugurio del sur de Norteamérica y la sección rítmica transmiten la electricidad de esos primeros blues…sin duda, valió la pena sumergirse en la tormenta, en el bendito huracán Hill, una bocanada de aire fresco que te lleva hacia las raíces de la música norteamericana.
Texto y fotos por Jesús Díez.