Asistir a un concierto de Vintage Trouble es algo muy parecido a ir a un McDonald’s. Todo tiene muy buena pinta, un aspecto formidable, formalmente impecable; pero cuando acabas, no te ha sabido a nada… Los californianos ofrecen a priori una oferta irrechazable: un más que explosivo frontman. Una infalible mezcla de Rock, Soul y Blues y la experiencia como teloneros de varias de las mejores bandas del planeta. Pero, ¿y la música?
Todo medido
He aquí la cuestión. Todo el conjunto está milimétricamente calculado: las mejores posturas y saltos de Ty Taylor se reservan para las primeras canciones (hasta que los fotógrafos abandonan el foso). Su propuesta sonora es una fallida amalgama con la única finalidad de contentar a todos los públicos. Y el buenrollismo que destilan encima del escenario es un simple algoritmo basado en los clichés más típicos y tópicos del RnR. Todo ello en busca del favor de un público que en su inmensa mayoría disfruta y acepta.
La banda, poco más que competente, está al servicio de Taylor desde el minuto uno. Sin riesgos ni florituras, comenzaron con “Nobody Told Me”, con un toque de ese soul tan característico de la factoría Atlantic de los 60’s. Con “Still and always will” le intentaron inyectar un poco de Groove al conjunto. Dentro de un repertorio poco rockero destacaron “Blues Hand Me Down “ y “Knock Me Out”, donde subieron la potencia e intensidad de la actuación.
Sonó “My Whole World Stopped Without You” y se inició la tanda de baladas soul con extra de azucar. En “Crystal Clarity “ (con Taylor en el trombón) modernizaron su sonido acercándose a las propuestas soul-fm de los 90’s, como en la desafortunada “Do me right”.
También buenos momentos
Pero también hubo buenos momentos. “Run Like The River” es, sin duda, su mejor canción. Bluesera , con una slide que la sube de categoría. Nos da la idea de cómo de diferentes serian sus conciertos con una propuesta más básica y directa. En “Run Outta You “, más soul pero no menos efectiva, la guitarra de Nalle Colt escapó de la monotonía por unos momentos, y como se agradece…
Pero con piezas pop como” Another man’s words” nos vuelve a dar el bajón. Mención aparte para «Can’t Stop Rollin” : con la excusa de trasladarnos al mítico Studio 54 han descolocado a gran parte de sus antiguos fans con una canción que busca sin vergüenza al publico más mainstream, que pueda disfrutar tanto de Jennifer Lopez y Maroon 5 como con Vintage trouble. Espero que no sea el camino que hayan decidido a seguir y que se quede en un simple resbalón.
Dejaron una sensación de satisfacción en los asistentes. Pero en las conversaciones posteriores esta se diluyó rápidamente al diseccionar todo el conjunto. Le pedimos mucho (¿demasiado?) a la música: que nos llene, nos sacuda, que nos revuelva el interior, que nos agite y nos consuele. No busques este efecto con Vintage Trouble, es un puro espejismo, un placebo de sábado noche.
Texto por Albert Barrios y fotos por Desi Estévez.