Hemos estado con el viejo y sabio hombre tranquilo. El gran músico inglés con mayúsculas. Ese prodigio que es Mark Knopfler y que huele a despedida.
Lo ha dado todo en el escenario con una banda cuidada al milímetro en cada detalle de unos músicos superlativos. Arraigado en unas maravillosas raíces folk celtas y regado con un delicado country americano, pero sin renunciar al rock que se inventó con los Dire Straits.
Su voz rasgada ha conseguido empacar con una música inimitable que le coloca en el Olimpo de los artistas contemporáneos muy lejos del resto. Una experiencia vital en esta noche madrileña. Ideal para escapar del circo electoral.
Texto y fotos por Javier Naranjo.