Que necesarios son los actores secundarios. Necesarios e imprescindibles. Auténticos roba escenas cuya misión no es solo brillar sin deslumbrar, sino elevar el tono común de la obra en la que trabaja para que perdure en la memoria colectiva. Robert Duvall, Ned Beatty, Richard Jenkins… Colosos que en la mayoría de casos no salen en la foto final, pero cuyo rostro y actuación permanecerán indisociables a nuestros recuerdos y sensaciones cuando nos acordamos de nuestras películas favoritas.
En la música ocurre exactamente lo mismo, y aunque Jesse Aycock tiene mucho futuro por delante, ya es sin duda un secundario de lujo. Miembro estable del supergrupo Hard Working Americans, este oriundo de Tulsa, Oklahoma, no solo ha acompañado a finos estilistas como Levi Parham, Todd Snider o Paul Benjaman, sino que también ha sabido construir una corta pero estimulante carrera en solitario donde poder expresarse sin ataduras, con total libertad de movimientos.
Después de su debut “Life’s Ladder” ( 2006) y “Inside Out of Blue” en (2009), Aycock se traslada en 2014 a los míticos Church Studio de Tulsa, hogar de Shelter Records, el sello de Leon Russell, donde graba este tremendo “Flowers and Wounds”. En compañía del omnipresente Neal Casal (que no solo produce el disco junto a Jason Weinheimer, sino que también pone su guitarra al servicio de Jesse), contará también con la ayuda de otro miembro de la Chris Robinson Brotherhood , el batería George Sluppick, y de leyendas de la música americana como David Hidalgo de Los Lobos y Jimmy Karstein .
Escucha Flowers & Wounds (2014) de Jesse Aycock
“Where’s The Light” se destapa como perfecta presentación del talento de Aycock como músico: una voz frágil pero nada insegura, slides que son una pura delicatesen y arpegios que amplían espacios sonoros y mentales. En “House of love” su propuesta fluctúa entre el Americana y el Country, y en “Children Who Chase The Rain” demuestra su iconoclastica personalidad acercándose a The Beatles, como en “Heavy day”, un poco más rockera y pasada de vueltas. Con “First to last” llega la calma después de la tempestad: más reposada que las anteriores, con coros y un piano que acentúa la minimalista tranquilidad de su mensaje.
En “Out To Space “ la sombra de Tom Petty recorre toda la canción, y en “Paint Me Different Colors” Jesse se decanta por el rock más clásico, con un gran riff de teclado y una slide que le otorga una marcha extra a todo el conjunto. “Strange cloud” y “Flowers & Wounds” se alimentan de ese cajón de sastre que es el rock americano, y “Leave again” es una de las canciones más ambiciosas del disco, con un estribillo con ansias de trascender. “When The Day Crawls Out Of The Night” es puro western , sonido Tulsa con percusión y tremolo con denominación de origen. El álbum se cierra con “Look inside”, que comienza desnuda a la guitarra y voz, y que en una suave cadencia se le van añadiendo el resto de instrumentos conformando una maravillosa coda.
Un disco de esos que gana con las escuchas. Sin duda lo disfrutas la primera vez, pero cuando te sientas tranquilamente aprecias todos los detalles, los sutiles sonidos proyectados por un músico de extraordinario talento, un tipo cuya sagrada misión es la transmisión y evolución de una forma de entender y vivir la música que esperemos nunca se extinga. Contradiciendo a nuestro amado Frank Zappa, aquí no estamos solo por el dinero, sino por esa vida extra que nos da el parir o disfrutar de una música tan vital como atemporal. Thanks Jesse.
Texto por Albert Barrios.
Fotos por Jesús Díez y Ana Hortelano.
