Juan Perro a lo Fácyl

Andaba Manuela, la alcaldesa de Madrid ¡NO!, sino una niña rubia con tirabuzones, subida a los hombros de sus padres pidiendo a gritos «Negra Zulu», en esto que la banda dudo un momento y se hizo un poco la remolona; «hace un par de años que no la tocamos», pero ante su insistencia se arrancaron con ella.

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Las canciones, al fin y al cabo deben de ser como montar en bici, una vez que las aprendes ya no se olvidan y esta gente son perros viejos y ya tienen muchas (pero no demasiados) años de oficio y si hasta ese momento la reunión, porque los conciertos de Juan Pero, o Santiago Auserón, sean solo, acompañado por su inseparable «dimoni de Gracia«, Joan Viñals, o con ese sexteto mágico, son más bien reuniones de amigos o seguidores de uno de los interpretes más brillantes del pasado siglo en estas Iberias convulsas, alcanzaba cotas difíciles de describir, a partir de ese momento, todo eclosiono, como si de repente llegara la primavera a los campos castellanos y el delirio y el gozo fue inconmensurable.Juan-Perro-Festival-Fácyl.2

Si a todo esto concluimos que para acabar una actuación donde la colaboración del publico, la implicación de los músicos y el aire festivo fue muy elevada, interpreto un viejo tema de Radio Futura, ese mágico y eterno «La Estatua del Jardín Botánico»…., más versión Juan Perro que Radio Futura, el resumen final es que la Plaza de Anaya fue lo más parecido a estar en el paraíso.

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En el inicio prometió algún viaje al siglo pasado, aunque al final se quedo en este viaje personal que representa su sexto trabajo de estudio, «El viaje»(2016), que presentado en formato de sexteto adquiere nuevos matices, muchos de ellos cercanos al universo del jazz, y nuevos valores; muchos de ellos ya escuchados con anterioridad, pero muchos de ellos nuevos, y es que cualquier concierto de Auseron invita a descubrir nuevos matices, nuevos posibilidades en una música que se aleja de lo fácil y explora terrenos abiertos a la imaginación y a los sentimientos.

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El Festival Facyl, en esta su 15º Edición, se vistió de gusto y de estilo programando a uno de los músicos más notables de esta industria, en una Plaza de Anaya donde casi no cabía un clavel, y que disfruto y prepara las maletas para la ‘turnet’ que nos prometió por Centro Africa y la China de por allí, aunque la paga sea pequeña pero compensada por unas dietas «muuu» grandes, y a las que se tendran que sumar el inseparable Joan Vinyals a la guitarra, esa Gibson ES 335 color tabaco, de los años 70, que reencontró después de ese susto a las puertas de un NH en Vitoria; junto a David Pastor a la trompeta; Gabriel Amargant al saxófono; Pere Fover a la batería y Isaac Coll al bajo.

Texto y fotos por Jesús Díez.

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