Larry Campbell & Teresa Williams. Podemos ir en Paz.

El pasado 22 de Mayo en la pequeña gran sala madrileña Café Berlín aconteció un hecho que cambió nuestros corazones para siempre. Larry Campbell y Teresa Williams inundaron con su poción nuestras almas, sumiéndonos en un estado de paz permanente.

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Estos dos druidas de la música tradicional conforman una síntesis perfecta del gran viaje americano a las raíces de todo. La mezcla entre el newyorkino y el ángel de Tennessee se me antoja similar a la de la creación de Adán y Eva. Ellos dos, solos, conforman la semilla de un credo generacional de 100 años. Respiran blues, folk, country y rock por los mismos cuatro costados y podrían evangelizar a cualquier alma que acudiese a uno de sus shows, por muy desviada que estuviese.

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Larry es bien conocido en la escena musical estadounidense. No en vano es el elegido del mismísimo Dylan para llevar las cuerdas de su banda. Mucho habrá sufrido el bueno de Larry las excentricidades del judío eterno. Y de hecho así nos lo confesó sobre las tablas del Berlín: «Tuve que componer un disco entero como terapia para recuperarme». Y es que Larry es todo lo contrario a Dylan. Es un tipo honesto, humilde, tranquilo, cercano, enamorado de la vida, de su mujer y de la música. Y lo mejor de todo es que empatiza y transmite todo eso en su actuación y en la charla posterior que mantuvo con nosotros.

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Larry se esfuerza durante todo el show por hablarnos en castellano, lo hace con bastante fluidez, ya que su madre era de Barcelona y Campbell respeta y hace honor a sus raíces. Los títulos de cada uno de los temas que interpretan nos los traduce al castellano y nos da una breve explicación sobre la concepción del tema, aunque en más de una ocasión esto supusiera la mirada sospechosa, a la vez tierna y complaciente de Teresa. Una diva que está completamente sincronizada con Larry en lo musical y en lo espiritual. Un amor que flota en el aire, que se nota y que fluye entre ellos, abrazando al público que tuvimos la suerte de estar en misa aquella noche.

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Teresa Williams es una señora de los pies a la cabeza y transmite la herencia divina de las grandes damas de Dixieland. Talentos como el de la santísima trinidad que conforman Dolly Parton, Linda Ronstadt y Emmylou Harris quedan englobados en la eterna Teresa. Una mujer que también ha tenido la suerte de gozar del Grand Ole Opry en el maravilloso Ryman Auditorium de Nashville. Nos cuenta con gozo la historia de aquella tarde en la que el mismísimo Levon Helm le dio su guitarra y le pidió que interpretara el clásico «Long Black Veil» al estilo de The Band, en contraposición a la versión del Hombre de Negro. Que te cuenten esa historia de primera mano mirándote a los ojos y desde un escenario del que estás a escasos 3 metros te deja marcado de por vida. Qué absoluta gozada.

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Entrando en materia musical y en el milagro que aconteció esa noche diremos que pocas cosas superan el contemplar un tema tras otro a un multi-instrumentista como Larry acompañado del vozarrón de Teresa y su guitarra acústica. La simbiosis es perfecta y el trallazo al corazón inmediato. Campbell pasa de la guitarra a la mandolina y el violín con una facilidad y destreza a la par. Repasaron material de Larry y de las dos lonchas que tienen en común. Lágrimas brotaron cuando Larry se quedó sólo en el escenario y nos dedico ese tema de espíritu folk irlandes que es «Blind Mary» perteneciente a su álbum instrumental «Rooftops», aquel que le rehabilito de Dylan, y que nos devolvió a la paz del todo o nada al que pertenecemos, sumiéndonos en el éter de la tranquilad eterna.

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El paso de estos dos genios por la escena madrileña supone un antes y un después para la capital, para la audiencia y para la sala en sí, a la que hay que reconocer una acústica y sonoridad acorde con lo que se le venía encima y que es una muestra de respeto por artistas y respetable. El show era tan magno que la sala estaba plagada de músicos entre los que contamos a Pere Mallén (Pere Mallén Trío, Sidecars, Salto), Paco López (Morgan) , Germán Salto y el mismísimo Ramón Arroyo (Secretos) que llevaba el golpeador de una de sus guitarras y le pidió a Larry que se lo firmara. Que vengan muchos más shows como este.

Con espíritu y alma limpia quedamos tras el paso de Teresa y Larry, con esa paz interior que dignifica y que sólo la música de verdad puede provocar en el ser humano. Campbell y Williams inundaron nuestros corazones y nos mostraron la grandeza, lo pequeños que somos, lo irrelevantes que son nuestros ridículos problemas mundanos y lo importante que es disfrutar cada segundo de lo que nos ha regalado el universo. Vida es lo que nos enseñaron aquella noche en el Berlín y así lo recordaremos siempre, sintiendo que por fin, podemos ir en Paz. Salud!

Texto: Javier Naranjo y Carlos Pérez Báez.

Foto y Vídeo: Ana Hortelano / Javier Naranjo

 

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