Más introspectivo Ryan Bingham en esta gira, y nuevo disco, «American Love Song», llegó a Barcelona (La Nau) el pasado 9 de junio para sellar su gira española. Ryan Bingham vivió en Barcelona sin pan y sin agua durante mucho tiempo ¿Los caballos borrachos camparon a sus anchas?
Sala a rebosar, magnífico sonido. Ryan Bingham repasó en poco más de hora y media, canciones de su último trabajo e intercalándolos con algunos de los clásicos más destacados de su carrera, esbozándonos una sonrisa a unos pocos al cantar dolores y tristezas con alegría.
Y digo, a uno pocos, porque a pesar de la expectación creada, Ryan Bingham no estuvo fino en Barcelona. Su banda no encendió todos sus motores desde el primer minuto con una sala ya sudorosa y abarratoda de seguidores. Ryan Bingham nos confensó tras el concierto que se encontró muy cansado, que lo notó. Lleva más de dos años sin parar encima de los escenarios y además Ryan continúa participando en la serie de televisión llamada Yellowstone dirigida por Kevin Costner, interpretando a un ex estafador llamado Walker que es reclutado fuera de la cárcel para trabajar como vaquero en el rancho Yellowstone. La segunda temporada se está rodando actualmente en Montana y Utah. No hay más preguntas señoría. Somos humanos.
Pese a ello Ryan Bingham dio buena cuenta de su intensidad en varios momentos de la noche, pero a la banda y a Ryan, les seguía faltando esa mala leche y estocada final.
Voz y letras únicas las de Ryan Bingham que arrancó su concierto en Barcelona con dos canciones de su último disco de una atacada, «Nothin’ Holds Me Down y Jingle and Go, luego Tell my Mother I Miss Her So», para luego serenarse y bajar a los lodazales del Delta con «Beautiful and Kind y Got Damn Blues», a pelo. Dos momentos importantes de la noche, junto con las impecables y percederas «Blue» y «Southside of Heaven». Exquisito Bingham durante estas cuatro canciones dentro de un repertorio global excelente que no ofrece resquicios. A pesar de su empatia y cercanía con el público, no llegó a conectar con el.
Su garganta castigada y melancólica estremeció a más de uno con su bendito pan y agua, «Bread and Water»,y «Pontiac», no sin antes chapurrear en castellano «Malagueña».
Artista Ryan Bingham que muda su piel en cada disco, que nos sacude y levanta en cada canción, recordando siempre los viejos tiempos, como el blues en «Hot House y Hallelujah», para guardar para el final canciones de su fantástico «American Love Song» (Situation Station y Lover Girl) y guardando tres nuevas joyas para el final con «What would I`ve Become», «Nobody Knows my Trouble» y «Weary Kind».
Recordamos que su nuevo disco es un maravilloso viaje de 15 canciones a través de folk, rock, country y blues. Disco profundamente personal y político en el que también aborda temas que están en el corazón y la mente de muchos estadounidenses de hoy cantando sobre la pobreza, el racismo, la violencia con armas de fuego y el trato a los inmigrantes en la frontera entre Texas y México.
Disco en el que Bingham en forma de blues, country y gospel le hace algunas serias preguntas a su país, como las atrocidades que últimamente se están cometiendo, suplicando que muestre algo de unidad y cordura. 15 canciones repletas de referencias visuales, melancolía, y el triunfo y la tragedia en cada momento.
«Este mundo está causando problemas, la gente juzga los colores de la piel, la gente se quita a los niños de sus parientes, no importa de dónde sea o dónde haya estado, Oh, señor, este mundo no es hermoso ni amable» canta Bingham, sinceras palabras de Ryan Bingham sobre la agitación personal y nacional.
Cansado lobo solitario Ryan Bingham en Barcelona, no dio el tiro de gracia que todos hubiésemos querido. El agotamiento en su cara era innegable. Es incontestable que el carisma y el magnetismo que emana es inmenso.
Para mi, cuando se tiene una voz única y canciones que logran dejar con piel de gallina hasta los más toscos, eruditos y sabelotodos, eso es lo que finalmente trasciende.
Ah, tras el concierto del tejano, los Booty Hunters celebraban el 11 aniversario de esa grandiosa sala llamada Rocksound. Los corazones aquella andaban sueltos. El whiskey, la cerveza y la música fue la perdición y no olvida que siempre la carretera exige un lugar en tu corazón.
Texto por Carlos Pérez Báez. Fotos por Desi Estévez. Vídeo por Carlos Pérez Báez.
