Bob Margolin : (a contracorriente) en misión divina

En estos tiempos híper tecnológicos que nos ha tocado vivir, trufados de tutoriales de como aprender guitarra en youtube, playlists sin artwork y similares, es todo un privilegio y una experiencia única el poder asistir a un concierto del tipo que con veinte y pocos años se convirtió en la mano derecha del padre del Blues eléctrico, Muddy Waters. No voy a enumerar sus numerosos logros ni comentar su carrera, pero con decir que siendo un joven blanco se convirtió en la sombra de uno de los grandes pilares de la música afro-americana como es el Blues, está dicho todo.

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En la bluesera localidad de Amer se presentó Margolin después de tocar la noche anterior en Sevilla, más de 1000 km con un solo (pero vital) objetivo: no dejar que se extinga la llama del amor por el Blues. Curiosa su mutación en los últimos 25 años de su carrera , pasando de unos picos de popularidad y reconocimiento en su etapa de Alligator, a la actualidad, donde ha dejado un poco de lado su propia voz y discurso para transmitir lo que se siente al tocar y escuchar el “the real Blues”. Una metamorfosis que incluso se reconoce en su forma de cantar, ahora similar a la del bueno de Muddy. Cuestión de edad (70 años no es moco de pavo) o de cambio intencionado, si cierras por un momento los ojos escuchas los ecos del Mississippi.

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A menudo grandes y venerables figuras del Blues se hacen acompañar por bandas autóctonas para ahorrar gastos y ofrecer el mejor show posible, pero a veces la falta de sintonía, los pocos ensayos o el desinterés del protagonista hacen que estas actuaciones se tornen en experimentos fallidos. No fue este el caso, ya que con los más que solventes instrumentistas de TOTABLUES (de mayoría argentina pero afincados en BCN) todo fluyó de forma impecable .

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De hecho fueron ellos los que abrieron la velada, con dos imperdibles como son «Messin’ with the Kid» de Junior Wells y la fundacional «Let the Good Times Roll» de Louis Jordan. Margolin comenzó atacando con “Mercy” de su homónimo disco del pasado año, con dos de sus cartas preferidas : el slide y la “critica social” y “Nine Below Zero” de Sonny Boy Williamson sonó potente y directa.

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Uno de los mejores y más auténticos momentos fue cuando Margolin se dirigió al borde del escenario, y sentándose en las escaleras , con la única ayuda de “Tota” (Flavio Rigatozzo) a la harmónica , cantó a capella y desenchufado “Brown Liquor” de su aclamado debut con Alligator en 1993, “Down in the Alley”.

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No hubo bises , pero el trio con que cerró el concierto fue como mínimo, para enmarcar : “Got My Mojo Working” , una dura e intensa “Mannish boy” (¿la mejor canción de Blues jamás escrita?) donde comenzó sin su guitarra a la manera de Muddy y un fin de fiesta con “Steady Rollin’ Man” de Robert Johnson, que también sirve de apodo para el ya legendario Bob Margolin. Amamos la música, amamos el Blues, y queremos con todas nuestras fuerzas a tipos como Bob , que en una suerte de Jake y Elwood Blues, están en permanente misión divina para que no se apague la llama del Blues. The Blues Is Alive and Well…!!!

Texto por Albert Barrios. Fotos por José Figueres.

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