Suspendida la gira española y europea de Jonathan Wilson en noviembre por causas de programación. El norteamericano avisa que volverá en 2020 con nuevas canciones.
Jonathan Wilson venía a presentarnos su tercer disco publicado el año pasado, «Rare Birds», uno de los mejores discos para nosotros el año pasado y un trabajo en el que sigue estando presente su amor hacia psicodelia aunque esta vez lo manifiesta como una puerta abierta a otras posibilidades, llegando a la gente como la ola de un maremoto emocional. El disco transita desde la psicodelia hasta el folk y el soft rock, todo un universo musical que, según sostiene, todavía atrae a los más jóvenes a pesar de la avalancha del hip pop.
Una gema de setenta y nueve minutos del norteamericano que transcurren en un abanico de estilos que van desde la psicodelia hasta el folk y el soft rock, una obra compleja con capas infinitas de arreglos con la que termina de confirmar el exitoso presente de una carrera que lo tuvo prácticamente en el anonimato durante muchos más años de los que su talento ameritaba.
El multiinstrumentista y productor (Father John Misty, Laura Marling, Dawes) Jonathan Wilson publicó en septiembre un single con dos canciones titulado «So Alive» y «Skinny Legs» que se grabaron a principios de este año en Nashville, junto con Mark O’Connor, Dennis Crouch y el resto de la banda, en directo y en el estudio Sound Emporium de Cowboy Jack Clement.
El multiinstrumentista, productor, compositor e ingeniero de sonido, Jonathan Wilson acompañaó como guitarrista y director musical a Roger Waters en su gira musical Us & Them.
La carrera de Wilson cobró impulso luego de que a su alrededor volviera a cobrar esplendor la escena musical de Laurel Canyon, barrio en el que a lo largo del siglo pasado vivieron estrellas de la talla de Houdini, Chaplin, Zappa, Lennon, Morrison o Hendrix. En su casa, Wilson fue invocando poco a poco el espíritu comunitario que a fines de los sesenta impulsaron en ese barrio artistas como Joni Mitchell, Crosby, Stills, Nash & Young o Jackson Browne. Y fue justamente este último quien le dio a Jonathan Wilson la fuerza para retomar su propia música en una época en la que había decidido dedicarse a otras cosas. Entre el 2000 y el 2007, tuvo una época bastante oscura. Asqueado de todo y decepcionado con la industria, se alejó un tiempod e la industria musical. Se puse a tocar el bajo en bandas de bluegrass y también se dedicó a hacer y vender guitarras caseras. Con el dinero que ganaba equipó su estudio de grabación en Laurel Canyon.
A comienzos de 2011 el productor Nigel Godrich se puso en contacto con Jonathan para tantear la disponibilidad de su estudio. Finalmente, ambos terminaron trabando una amistad que se afianzó cuando Godrich invitó a Jonathan a participar del disco solista de Roger Waters.
Hacer hoy en día rock a la vieja usanza se siente como si fuéramos los últimos de una raza en extinción. El pop y el hip-hop se han convertido en algo tan gigante que hacen ver al rock insignificante en comparación, pero todavía queda gente con un apetito insaciable por la cultura rock, chicos muy jóvenes incluso, y eso es esperanzador: mientras ellos sigan ahí habrá rock por mucho tiempo más.
Las fechas canceladas de la gira de Jonathan Wilson son el 12 de noviembre en San Sebastián (Dabadaba), 13 en Madrid (teatro Lara) y el 14 en Orense (Auditorio Municipal).