El público lo que realmente quiere son dos cosas en un concierto, sorprenderles y hacerlos sentir como en casa simultáneamente. Dawes hicieron exactamente eso en su primer concierto en la ciudad de Barcelona (Razzmatazz 2) el pasado 24 de octubre abriendo la gira europea y peninsular para presentar su último disco «Passwords« (2018) y hacer todo un repaso a su maravillosa discografía.
Diez años y seis discos les han bastado a los californianos Dawes coronarse como una de las mejores bandas en directo del momento como demostraron en su primera visita a Barcelona. Dawes tocan soft rock: ellos son el equivalente sonoro al de una ducha tibia. Su música fluye con la suave constancia del torrente de agua, lentamente refrescante, rara vez vigorizante. La voz de Goldsmith amplifica ese sentido. Su música es distintiva por sus esquinas redondeadas.
Dawes han pasado de ser lo que parecía la banda que compensaba a aquel renacimiento popero de música de raíces norteamericana, ocupado por Mumford and Sons o The Lumineers, a ser un bandón portador de esa antorcha de atemporalidad, basado en el rock’n’roll de toda la vida con base folk. La historia y la carretera los han puesto a acompañar en grandes gira a mayúsculas figuras como Bob Dylan, Jackson Browne, Jeff Lynne u Elvis Costello, por poner algunos ejemplos.
Sin embargo, a diferencia de las muchas bandas con sede en Los Ángeles que han establecido una carrera por medio de la ayuda de grandes discográficas, Dawes ha dejado su huella al adoptar ese enfoque de banda muy trabajadora, dedicándose a pasar muchos años en la carretera, familiarizarse con las sensibilidades musicales de los demás y, en última instancia, convertirse en lo más perfecto que puede ser una banda en directo.
Su cantante y guitarrista Taylor Goldsmith, elogiado por su ingenioso lirismo y su capacidad para escribir canciones, es igualmente capaz de ofrecer un solo de guitarra infeccioso en cualquier momento. Tienes un teclista sagaz en Lee Pardini, cuyas melodías y texturas promueven los aspectos más exploratorios del grupo. Luego tienes una sección de ritmo guiada por el batería Griffin Goldsmith (hermano de Taylor), quien junto con su bajista Wylie Gelber, hacen lo necesario para servirte cada canción en bandeja.
Armonías vocales que evocaron de inmediato los sonidos del Laurel Canyon de principios de los años 70, desde su primera canción, con Taylor dirigiendo el escenario con una sensación de energía y confianza que explotó durante toda la noche. ¿Necesitabas aquella noche un canto introspectivo? Te lo dio con «A Little Bit of Everything». ¿Necesitaste un solo de guitarra que te derritiera? Pues toma «Feed the Fire«, aclarando de inmediato cualquier idea errónea sobre la capacidad de Dawes para amplificar las cosas, ensamblando un conjunto que cumpla con cada estado de ánimo correcto en el momento correcto como saboreamos en Barcelona.
Dawes siempre han retenido el fuego suficiente para diferenciarlos del resto de la manada. En Barcelona levantaron cuando quisieron su melancolía con ingenio, demostrando que pueden fermentar su afable rock con energía de sobra.
Como era de esperar, la noche concluyó sin bises y a toda pastilla con la preciosa «Crack the Case», «When My Time Comes» y «All Your Favourite Bands». Incluso aquellos que claramente no estaban familiarizados con el catálogo de Dawes podían verse envueltos en la intimidad del Razzmatazz, gritando y coreando irresistiblemente para se parte de lo que estaba sucediendo en la sala.
Canciones que cuentan historias con ese toque hábil de Goldsmith logrando transmitir melancolía sin demasiado melodrama. Un hombre en el puente Golden Gate reflexionando sobre su salto al vacío, un jubilado reflexionando en un buffet, una mujer escribiendo invitaciones de boda. El compromiso de Goldsmith con los pequeños detalles que mantienen esas historias sorprendentes y con sentido del humor, como las de un predicador.
Esto es exactamente lo que Dawes hacen mejor. Ya sea por medio de modestas y maravillosas canciones de amor o rock and roll, la mezcla de encanto, musicalidad y alegría inconfundible de la banda, hace que sea casi imposible no comprar cada nota que está frente a ti.
And may Dawes your favorite band, stay together…
Texto por Javier Naranjo y fotos por Desi Estévez.
Si quieres leer la crónica del concierto de Dawes en la sala El Sol en Madrid, clica en este párrafo.