Southside Johnny, o el triunfo del «perdedor»

Me cuesta imaginar una mejor representación del anti héroe americano que la de Southside Johnny y sus Asbury Jukes. Un tipo integro, comprometido con su visión musical, al que los 80’s no le sentaron demasiado bien, y que nunca ha conseguido el éxito masivo. Pero si el reconocimiento de la crítica y de unos seguidores que siempre le han sido más que fieles.

(Demasiado) a menudo ensombrecido por la icónica figura de su colega Bruce Springsteen, siempre aceptó que su papel en la película era el de secundario de lujo : mientras que Springsteen evolucionó de eléctrico Singer-Songwriter a mega estrella llena estadios, él siempre se mantuvo fiel a su amor por esa mezcla tan 50’s de Rock, Soul y R&B. Música parida en la calle, producto de ese excitante melting pot sonoro resultante del crisol de culturas que son los USA.

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Después de más de cuarenta años de carrera recalaba por primea vez en nuestro país haciendo escala en Calella (Rock Fest) y Bilbao. Le costó arrancar en esta primera fecha peninsular, en mi opinión por dos motivos: primero, no estaba satisfecho con el sonido, y hasta que no se solucionó el problema no se pudo centrar en el espectáculo. Segundo…!este tipo tiene setenta años!!! Es curioso como puede ser de injusto el grado de exigencia de cierto tipo de público, que le ríe las gracias a bandas de jóvenes que apenas se esfuerzan encima del escenario, rozando la desgana, pero después examinan con lupa las actuaciones de auténticas leyendas del Rock.

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Un inicio titubeante con dos citas al disco de otro de los sospechosos habituales de la escena de New Jersey , Little Steven y su “Men without women” de 1982, de las que rescató “Angel eyes” y “Forever”. El punto de inflexión llegó con la Spectoriana “Love on the wrong side of town”, cantada a dos voces con el pluriempleado teclista Jeff Kazee (formula que repetiría en la siguiente canción “Broke Down Piece of Man”), y que sonó a clásico por los cuatro costados.

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Una de las virtudes del líder de los Asbury Jukes es como fagocita las canciones ajenas para hacerlas suyas: con que clase transformó esa pieza de orfebrería que es «Walk Away Renée» de Left Banke en una historia callejera, con toda la banda haciendo coros para llenar todos los espacios. En los últimos años vive una segunda o tercera juventud, ya que las canciones de sus últimos lanzamientos no desentonan en un repertorio trufado de clásicos : “Harder Than It Looks” sonó intensa , vigorosa y directa, y “Don’t Waste My Time” super soulera, bañada en hammonds y metales. Se acompañó de la harmónica para revisitar “Key to the Highway”, y la intro de “Trapped Again” nos emocionó hasta el infinito.

Después de esa declaración de amor por el R&B que es “Passion Street”, Southside Johnny y sus Asbury Jukes comenzaron a poner la sala patas arriba. Comandados por esa voz rota, desgarrada, inimitable, nos noquearon con un clásico tras otro: “This Time It’s for Real” cabalgando en Groove, “Talk to Me” directa al corazón y la oldie “ I’m Not That Lonely”. Se retiró la sección de vientos para acariciar “All the Way Home”, las primeras notas de piano del anuncio de “The Fever” extasiaron a la concurrencia y comenzó la fiesta (y no es un tópico) con “I Don’t Want to Go Home”.

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Para acabar la desbocada energía de rock de “I’ve Been Working Too Hard” y como la guinda del pastel, un “Having a Party” de Sam Cooke que consiguió divertirnos y emocionarnos, que bailáramos y nos estremeciéramos. Cuanto vivimos en tan poco tiempo. Sin duda, fue el triunfo del perdedor.

Texto por Albert Barrios. Fotos por Desi Estévez.

Si quieres leer la crónica del concierto de Southside Johnny & The Asbury Jukes en Bilbao el pasado 12 de octubre, clica en éste párrafo.

 

 

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