Richard Hawley músico de la realeza de Sheffield, pregúntenle a Juan J. Vicedo, después de haber pasado los años 90 como guitarrista de alquiler, tocando para Longpigs y Pulp (también era casi un acompañante de Morrissey), y pasando los últimos 15 años realizando grabaciones como solista, majestuosas que se extraen del pop orquestal de principios de los 60, publica nuevo disco, «Further».
Y es que es la primera vez en veinte años, que Hawley ha decidido no usar en el título para un álbum propio, ya sea a través de una referencia a algún lugar de su ciudad natal, Sheffield por parte de ese artista sobrio y elegante: el crooner sensible, el autor de baladas de atmósfera nocturna, el cultor de la psicodelia nacida en los ya lejanos 60.
Pero a diferencia de sus discos más celebrados de su carrera, «Further» tiene bastante más pasta rockera en su mortero. Donde más rinde Hawley, es en esos midtempos que son su marca registrada, esta vez sin tanto usufructo de los arreglos orquestales que ha usado siempre con criterio y buen gusto En algunas de ellas se filtran las sombras de Roy Orbison y el recientemente fallecido Scott Walker, figuras claves de su árbol genealógico. «My Little Treasures» es quizá la cumbre: quintaesencia del estilo Hawley.
