Joana Serrat pertenece a ese singular grupo de músicos acérrimos enemigos de corsés, etiquetas y ombliguismos varios. Creadora natural de espacios físicos y sonoros, se nos presentó sola ante el peligro : un par de guitarras y un micro bastaron para volver a reivindicarse (aunque por supuesto no hacía falta) como la artista experimentadora e inquieta que es, aprovechando la solitud del escenario para ofrecernos algo diferente.
La intimidad que otorgaban las 66 butacas de la sala La Cate de Figueres propició un inusual encuentro con su fiel y nuevo público. No se limitó a transmutar algunas de sus clásicas canciones al formato acústico, sino que también presentó canciones inéditas, alguna versión y hasta aceptó al final peticiones de varios ávidos oyentes.
“Farewell” , vasta y espaciosa, abrió el recital . “Lost in Time”(canción inédita de las sesiones de “Dripping Springs”) y “Solitary Road” nadaron en esa mágica reverb dominada y patentada por la rapsoda de Vic. Dio la vuelta a “Trapped In The Fog”, desnudándola y exponiéndola de forma espontánea. Se electrificó para atacar una de sus primeras canciones, “Sharing Wine”, que hacía tiempo que no tocaba, y presentó “The summer never ends”, del disco ya grabado pero aún sin fecha de lanzamiento.
Mostró su vertiente más comprometida y política con “New morning”, cantando alto y fuerte contra la irrupción de la extrema derecha en nuestro país y con “Candles” volvió a su faceta más íntima y delicada. Irresistible “Lost Battles” , una sentida “Cremo per dins” (versión adaptada de «I’m On Fire» de Bruce Springsteen), emotiva “The garden” y ese western invernal que es “The Blizzard” nos dejaron ,como siempre ,con ganas de más.
Una artista en constante expansión, nada finita, que ha encontrado su propio sonido (que difícil), que aún lucha por conquistar el espacio que merece, y que evoluciona con paso firme con la convicción y certeza de los más grandes. Night moves…
Texto por Albert Barrios y fotos por José Figueres.