Después de Hüsker Dü, el influyente trío rock estadounidense creado en la parte final de los años 70 con herencias garajeras (Stooges, The Who), power pop (Big Star), punk pop (Ramones), jangle pop (Byrds, Beatles) o hardcore (Black Flag, Bob Mould atemperó el bravío sonido de su anterior proyecto como solista, grabando discos que volcaron su talento melódico en composiciones de base power pop o jangle pop.
El de Mineapolis, que ahora vive en Berlín, tras Hüsker Dü, formó la querida banda Sugar. Después de unos años de experimentación electrónica y álbumes en solitario poco inspirados que produjeron reacciones mixtas, comenzando con Silver Age en 2012, Mold pareció redescubrir su ritmo al vincularse una vez más con una sección de ritmo cojonuda junto con el bajista Jason Narducy y el baterista Jon Wurster e interpretando rock duro y emocionalmente resonante que lo hizo famoso con Hüsker Dü y Sugar. Estos tres álbumes (Silver Age, Beauty & Ruin y Patch the Sky) parecían ser de una pieza, grabados con el mismo personal y centrados en el tipo de angustia personal con la que los fanáticos del trabajo de Mould estaban familiarizados.
«Sunshine Rock» llega con Mold respaldado por el mismo personal, pero el álbum tiene un tono decididamente diferente. Después de unos años de resolver cosas y sacar cosas de su pecho, el Bob Mould de Sunshine Rock está más interesado en mirar hacia atrás en su vida y, sorprendentemente en buscar los aspectos positivos. Después de años de protestar contra el mundo, Mold parece estar listo para disfrutarlo lo mejor que pueda.
