La música de Laurel Canyon, «Echo In The Canyon»

Echo In The Canyon (2018), es un documental dirigido por Andrew Slater que propone una mirada a las raíces de la escena musical histórica de Laurel Canyon, en Los Ángeles, la cual incluyó música de grupos icónicos como The Byrds, Joni Mitchell, Jackson Browne, Linda Ronstadt, the Eagles, Carole King, Crosby, Stills, Nash and Young, James Taylor, the Doors, Frank Zappa The Beach Boys, Buffalo Springfield o The Mamas and Papas. Todos ellos configuradores, cada uno la parte que le toca, del llamado “sonido California” que comenzaría a arrasar en torno a la segunda mitad de la década de los 60.

“En mi cabeza era el clima, las chicas, el surf, los autos y cierta mentalidad juvenil, dice Tom Petty, en su última entrevista frente a cámaras. Era la clase de lugar adonde iban los grandes soñadores. California era ese paraíso legendario”. Precedido por la certeza de su muerte, la presencia de Petty adquiere un espesor casi oracular y concentra todos los nodos y las líneas de fuga de Echo in the canyon.

Este valle mítico de Los Ángeles, cuya presa son las canciones y cuyo rastro se pierde en el tiempo. Entre las secuoyas, los estudios de cine y las colinas de Hollywood. Más allá del desembarco de la Generación Beat y el huevo espiritual que dejaron tipos como Aldous Huxley, Allan Watts y Krishnamurti. La pregunta sigue siendo la misma: ¿es el lugar o es la gente? La respuesta está flotando en el viento de Laurel Canyon.

Hechizado por Model Shop (1969), la película donde Jacques Demy puso a su flaneur en las veredas del Sunset Boulevard, Slater desempolvó su colección de discos., en el que retrata a Los Ángeles en un momento de completa inocencia. Capturó el interés del directo y eso lo llevó a un documental.

El documental contiene una de las últimas entrevistas que concedió Tom Petty antes de su fallecimiento. Junto a él aparecen Brian Wilson, Ringo Starr, Michelle Phillips, Eric Clapton, Stephen Stills, David Crosby, Graham Nash, Roger McGuinn y Jackson Browne, como precedentes de una generación de músicos que se auparon sobre los hombros de estos gigantes, representados en el documental por Beck, Fiona Apple, Cat Power, Regina Spektor y Norah Jones.

Pero más allá del documental, que incluye la participación de varias estrellas del cuarto arte, algo que entusiasma en gran medida a los melómanos sobre este proyecto es su soundtrack, el cual contiene versiones de clásicos de los 60 llevadas a cabo por Jakob Dylan en compañía de otros artistas como Fiona Apple, Cat Power, Beck, Norah Jones, Regina Spektor, Neil Young, Josh Homme, Eric Clapton y Jade Castrinos.

Después de su estreno, buena parte de la crítica saltó sobre la yugular. No solo porque en la película no hay referencia alguna al rock ácido de la Costa Oeste (The Doors, Jefferson Airplane, Love, Janis Joplin y Big Brother & The Holding Co. o cualquiera de las bandas que Lenny Kaye escogió para sus Nuggets), sino también porque omite a los grandes solistas. Por lo general, cada vez que se habla del Laurel Canyon Sound se tiende a pensar en la obra de artistas como Jackson Browne, Carole King, el primer Warren Zevon e incluso la postergada Judee Sill. Echo in the canyon, sin embargo, detiene su historia precisamente allí: antes del big bang de los solistas.

Joni Mitchell, en ese sentido, es el gran fantasma de la película. Al margen del valor de su obra (cuyo peso específico se mide en su propia escala), la canadiense sublimó el valle con Ladies of the Canyon y propició el nacimiento de Crosby, Stills, Nash & Young. Su ausencia, cabe pensar, es completamente deliberada.

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